LEYENDAS 6
Helena observó como Paris dormía plácidamente y se levantó de forma silenciosa. Había intentado sucumbir ante el influjo del benévolo Morpheo, pero aquella noche parecía que su mente no deseaba ceder.
La mujer salió al balcón y agradeció la brisa que mecía su dorado cabello. Tras apoyarse sobre la balaustrada de mármol miró a lo lejos, pensativa, hacia el extraño presente con el que Poseidón había obsequiado a la obstinada Troya. Incluso desde allí podía contemplar al enorme caballo de madera, iluminado por el candor de las numerosas antorchas de la plaza. Pensó que la ciudad debía de haber caído en un profundo sueño tras los festejos, al igual que su amado príncipe. Entonces algo le llamó la atención.
“Es extraño” reflexionó la reina de Esparta. «¿El caballo no reluce demasiado?»
—¡Dioses! —gritó, al darse cuenta del incendio.
Helena escuchó los gritos de guerra y el sonido de los pesados goznes de las puertas principales de la ciudad, que chirriaban al abrirse. Sintió un profundo terror.
—¡Paris! —llamó a su amado, entrando apresurada en los aposentos.
Él despertó sobresaltado. El clamor de la batalla y los gritos del pueblo inundaban ahora cada rincón de palacio, colándose por las balconadas como ladrones furtivos.
—¡Ha sido ese maldito caballo! ¡Nos ataca mi marido, nos atacan los griegos!
Las ventanas medio tapiadas de la mansión parecían un centenar de ojos polvorientos y entornados.
—¿Quieres entrar ahí? —preguntó Jonás, cogiendo su maletín antes de cerrar el coche.
—Si —le contestó Rosa, apartándose un mechón rizado de la cara—. Si la vendemos nos ascenderán seguro. Nadie lo ha logrado en diez años…
El hombre se miró los pantalones del traje y sus caros zapatos negros, impolutos. No iba vestido para una ocasión como aquella, pero su compañera tenía razón.
—Está bien, una valoración rápida y nos vamos.
—Tardaremos poco —añadió ella mientras caminaba hacia la entrada principal.
Las ventanas medio tapiadas de la mansión parecían un centenar de ojos polvorientos y entornados.
Lucas miró a Rocío.
—No vamos a entrar —le dijo.
—No seas cobarde, esa mansión lleva diez años sin venderse.
El hombre apretó los labios.
—Se rumorea que aquí han desaparecido trabajadores de nuestra inmobiliaria. Y dicen que encontraron un maletín muy cerca, manchado de sangre.
—¡Tonterías! —soltó Rocío, apartándose un mechón rizado de la cara.
Tras varias promesas de ascenso, Lucas cambió de idea. Ella lo condujo hasta la puerta, bromeando por el camino. “Ha llegado la hora de cenar, mis pequeñuelos” pensó feliz…
Leyendas 6 por Ramón Márquez Ruiz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )