Noelia Sánchez Sáez es amiga de mi hermana y la conocí de pura casualidad, en una mañana de un fin de semana cualquiera. Yo iba con mi portátil a mi cafetería favorita dispuesto a trabajar un poco, saboreando un buen y humeante café, cuando me topé con mi Sister y sus amigas; así que finalmente terminé sentado en una mesa llena de chicas y en especial, junto a Noelia, de la que sí había oído hablar, aunque no nos hubiésemos visto nunca. ¿Por qué digo esto? Es muy sencillo. Al ser amiga de un familiar sabía a lo que se dedicaba. Y he de admitir que por un extraño gusanillo —llamadlo curiosidad—, comencé a hacerle preguntas sobre sensaciones que había tenido en los últimos tiempos. Sí, sé que puede parecer extraño. Pero ahora es cuando añado que Noelia es psicoterapeuta, y la situación que acabo de describir cobra sentido ; ) El caso es que un día encontré su blog por pura casualidad, y en especial di con una charla —que obviamente ella había subido a la red de redes—, en los que explicaba procesos por los que yo había pasado un año atrás. Darme cuenta de que coincidía en mi manera de pensar con ella —hay una mujer rubia en mi vida que aún me sonríe cándidamente cuando le digo que he leído o oído algo sobre ciertos temas— me hizo bastante gracia; y la idea de este artículo comenzó a vibrarme y a tomar forma, casi de manera inconsciente. Así que me puse en contacto con Noelia —que sea amiga de la familia facilita la labor— y le pedí permiso para escribir un artículo sobre su charla. Puede que Seres de luz sea un cajón de—sastre, pero sin duda lo componen cosas que me hacen vibrar. Tal vez este artículo coincida con mucha gente o tal vez no. Pero conmigo lo ha hecho y cuanto menos, estoy convencidísimo de que el tema resulta interesante. He sido muy fiel a la grabación original, para no cambiar nada de contexto. Y una vez hechas las presentaciones, ahí va, espero que os guste.
Ser fiel a uno mismo es la principal piedra angular para ser capaces de alcanzar la felicidad. A pesar de eso hay una multitud de problemas que pueden desdibujarnos y obstaculizar ese proceso natural, haciendo que alguna de las mejores partes de nosotros mismos pasen completamente desapercibidas, incluso hasta casi hacerlas desaparecer. ¿Cómo es posible? Puede que se pregunten algunos. Y la verdad es que la respuesta es larga de explicar. Cuando somos pequeños el entorno nos habla de manera inconsciente, pero lo hace con un lenguaje que para nuestro cerebrito no es nada esclarecedor. El niño comienza a recibir información sobre lo que está bien y lo que está mal, sobre lo correcto o lo incorrecto. Pero en la mayoría de las ocasiones esta sobredosis de conceptos nuevos NO ES OBJETIVA, llegando a estar sujeta a muchos condicionantes (las bases establecidas). Si el infante quiere ser querido por sus familiares/amigos/etc comenzará a darse cuenta de qué factores harán que sea más querido. Si el crío ve que para que le aprecien mucho ha de ser abierto y popular, deseará ser eso mismo, pensando que de ese modo la gente lo tendrá en mayor estima. El problema viene directamente cuando la naturaleza de ese niño no es así, y a lo mejor se trata en realidad de una persona más sensible, reflexiva y menos sociable. Pero para que lo quieran mucho, MUCHO, cambiará partes de sí mismo, adaptándose, pensando que es eso precisamente es lo que ha de hacer. Y ese suele ser uno de nuestros primeros errores en la vida. Se crea una confusión entre nuestra esencia —lo que somos— y lo que queremos ser. Muchas veces durante nuestro desarrollo personal se va perdiendo la chispa original, se va enterrando de manera progresiva hasta convertirse —por ejemplo— en el corazón de una cebolla, sepultado por capas y capas que no son necesarias. Otro concepto que he oído hasta la saciedad es el de la armadura, una autoprotección que llega a convertirse en un peso muerto y que en vez de otorgarnos seguridad acaba por tumbarnos bajo su desmesurado peso. No obstante siempre hay momentos para reencontrarnos a nosotros mismos, reconocernos tal y como somos. Y para hacerlo voy a proponer un ejercicio escrito, aunque también puedes hacerlo mentalmente, para quitarnos todo lo que sobra y conseguir vislumbrar lo que hay oculto, algo que, tal vez, ahora no vemos. El ejercicio es realmente sencillo. Se trata de hacer una lista de cosas que admiráis de otras personas que formen parte de vuestro círculo familiar/social. Un ejemplo: Menganito admira la sinceridad de un amigo suyo, Fulanito, que siempre dice lo que piensa y además lo hace con mucha educación y cordialidad. Lo que deseo expresar es que sirve cualquier rasgo positivo que os guste de los demás. Otro ejemplo: A lo mejor sois personas tímidas y no os atrevéis a bailar como locos en el medio de la pista; pero resulta que tenéis un amigo/a que es muy lanzado/a y siempre está en el centro del meollo bailando y pasándoselo de miedo, y vosotros pensáis:
“Me gustaría ser menos cortado/a porque veo que él/ella está disfrutando muchísimo”
Ahora os voy a dejar un momento para que hagáis vuestra lista —escrita o mental, da lo mismo—. Y una vez la tengáis hecha seguid leyendo. Bien. ¿Qué son las cosas que habéis apuntado? Las cosas que habéis ido añadiendo son vuestras Sombras. ¿Y que es una sombra? Es algo de ti que no expresas, que ocultas o que no reflejas. Son habilidades, capacidades que tenéis en lo más profundo de vuestro ser y que no habéis desarrollado lo suficiente, y por eso las admiráis en las demás. Si cogéis todas esas cosas que habéis puesto —las que realmente os vibran, las que realmente elegiríais de verdad— y os imagináis que mañana os despertáis con vuestro carácter, pero sumando los rasgos positivos que habéis escogido, ¿Cómo os sentirías? Contentos, ¿verdad? Eso sucede porque ES algo que forma parte de vosotros, pero no lo habéis tenido en cuenta, o no lo habéis creído, o la gente no os ha apoyado, y por consiguiente ese “rasgo” queda en la sombra. Podéis haber añadido a la lista a esa persona amante de la adrenalina que conocéis, por ejemplo. A lo mejor veis en un video como se tira en paracaídas y admiráis que se atreva a hacerlo —es algo que a mi personalmente, de momento no me vibra para nada ; )— y daros cuenta de que no es para vosotros. (O tal vez sí, pero eso ya depende de cada uno). Si la respuesta es negativa significa que ese rasgo es algo que te gusta, pero que no es una de tus sombras. Hay una forma muy sencilla de saber localizarlas, esas facetas desconocidas que forma parte de ti. Es una sensación, os vibra. La lista que habéis compuesto es como un diapasón, que al chocar contra algo resuena trepidante, soltando un intenso sonido. Entonces… ¿Cómo podéis descubrir quien sois realmente? Pues sabiendo ver lo que os hace vibrar, sabiendo diferenciarlo en todo lo que pase por delante de vuestros ojos. Es algo en lo que si invertís un poquito de energía, seguro que la vida se os llena de cosas buenas. También podéis dejarlo aparcado, claro. Pero a lo mejor SI os lanzáis con alguna de esas Sombras, tal vez os va genial… ¿no? Y os lleva a seguir descubriéndoos a vosotros mismos. Ahora propongo de nuevo otro ejercicio, igual que la vez anterior. Confeccionar otra lista, —escrita o mental, no es importante— de los rasgos de los demás que os chirrían, que no os gustan. Bien. Estas cosas agradan menos, pero es inevitable. ¿Qué son las características que habéis apuntado en esta segunda lista? Pues nada más y nada menos que vuestras Sombras negativas. Las Sombras negativas son las cosas que nos hieren, nos causan estridencias y nos distorsionan. Hay algunos defectos —no son todos— que nos producen esas sensaciones porque no soportaríamos caer en ellos. Puede haber gente que haya escrito el egoísmo, por ejemplo como rasgo de su lista. Eso es porque no soportaría volverse egoísta, no se gustaría a si mismo/a. Hay que tener muy MUY en cuenta a las Sombras negativas, ya que ejercen mucho poder sobre nosotros. Nos alejan de quienes somos en realidad, por miedo. Volvamos al ejemplo del egoísmo. Si te da miedo que te tachen de egoísta, es posible que te vuelvas una persona muy servicial. Y a lo mejor no eres así.
“¿Y si me llaman egoísta?”
Pues no pasa nada, absolutamente nada. Imaginaros una situación: Un día alguien te pide ayuda para cualquier cosa —para quedar, etc— y no te viene bien porque estás ocupado, o lo que sea. Entonces que pasa, ¿Has de anular tus planes y decir que SI? Las Sombras negativas nos pueden llevar a comportarnos de una forma poco auténtica, sólo por miedo a caer en ellas. Hay gente que pone en esta lista:
“Pues no me gusta la gente que da la nota, que siempre está llamando la atención”
Genial, a lo mejor por no caer en esa Sombra negativa tú pasas completamente desapercibido/a por ser demasiado discreta/o. Tan discreto que tampoco es auténtico. Por no caer en las Sombras negativas, te vas al otro extremo, uno que realmente tampoco eres tú. Si tenéis en cuenta estas dos cosas, os van a ir quitando capas de esa cebolla imaginaria que os cubre. A lo mejor veréis a una persona un día y os preguntaréis:
“¿Cómo se puede ser así de…?”
Y entonces volveréis a oír el centelleante sonido de ese diapasón que os hará vibrar e identificar a la Sombra/positiva o negativa. Tened en cuenta que nunca vais a caer en algo que os moleste. Porque sueltes un chiste en una fiesta y la gente se ría no vas a ser un “Notas”. O aunque en ocasiones tengas que decir:
“Oye, lo siento mucho, ahora no me va bien hacer esto por ti, porque no me va bien”
Eso tampoco significa que vosotros caigáis en ser egoístas. Otro defecto que sale mucho en la lista de las Sombras negativas: la crueldad.
“Es que yo no quiero ser cruel, no quiero ser como esas personas que machacan los sentimientos de los demás”
Entonces qué, ¿Dejas que cualquiera te pise? ¿O simplemente dejas de ser tú mismo? Porque para ser tú mismo primero HAS de expresarte, tienes que decir lo que piensas. Y hay un abismo entre eso y ser cruel. Pues nada, como no quieres caer en ese defecto coges y te alejas tanto que ya no dices ni lo que piensas. Hay que tener mucho cuidado con eso, no te llevará a nada bueno. Estas dos pistas (Las Sombras y las Sombras negativas) son las que os van a llevar a ir descubriendo quien sois. Si yo sigo lo que a mi me apetece, iré descubriendo quien soy, porque está expresado en lo que me vibra. Y sucede exactamente lo mismo con las Sombras negativas. Si soy capaz de identificarlas también podré alejarme de ellas y no caer en su influjo. Un ejemplo: Un chico que siempre tiene problemas/conflicos con los jefes. Hay muchas personas que sufren de eso con las figuras de autoridad. Y hay una cosa clara al respecto. Independientemente de los partes que puedan ser patológicos o más conflictivos respecto al padre/la madre —algo así más Freudiano— la persona que tiene dificultades para adaptarse a sus jefes es porque ha nacido Líder, y como ese rasgo es uno de esos que le hace vibrar le cuesta permanecer bajo el mando/liderazgo de otra persona. En la misma oficina puede haber otra gente que es igual de competente pero que no tiene la misma sensación, no le vibra ese liderazgo. El problema viene cuando el entorno nos manda mensajes que nos hacen creer que haciendo otra cosa diferente nos va a ir mejor. Es como si a una persona que le vibra “ser cuidador”, por decir algo, y que le gustaría ejercer de asistente social o enfermero/a, la gente de su alrededor le va diciendo que será más aceptada, más querida y más exitosa si trabaja de Abogado, o estudia empresariales. Por ese anhelo de amor y reconocimiento —que se sientan orgullosos de nosotros, no defraudar a los demás, etc— podemos dejar muy de lado lo que somos, para convertirnos en la imagen que tanto queremos dar. A los niños cuando se les pregunta de pequeños que quieren ser de mayores suelen decir muchas cosas. Pero a medida que van creciendo la creatividad se va desvaneciendo. A los diecisiete años, por decir una edad, los valores del futuro personal se vuelven los del mercado de profesiones. Hay carreras que están muy demandadas, mientras que otras no son valoradas socialmente y la gente no se acerca a ellas. Tenemos que sentir lo que ocurre a nuestro alrededor para saber quienes somos. Y cada ser humano posee una naturaleza distinta. Hay un sistema que se llama Diseño Humano y que va muy bien para entender esto mismo —tal vez me atreva a escribir un poco sobre él en otra ocasión—. Hay diferentes patrones en este sistema. Uno de ellos es el Manifestador. Pongamos un ejemplo: Hay una caravana del oeste que tira hacia delante. La mayoría de gente es de un patrón que va avanzando, pero siempre hay uno que va a su rollo y se marcha, se pierde, investiga un poco para luego volver y decir a los demás que no tiren por ahí porque hay obstáculos que no se pueden sortear. Tiene una función. ¿Pero qué pasa si ese “llanero solitario/a” eres tú? ¿Qué pasa si a ti lo que te gusta es ir a la tuya y luego volver y demás? La gente te puede decir que eres una persona egoísta, que no piensas en nadie a parte de ti mismo. Pero tu naturaleza es esa, ¿no? Si uno se escucha emocionalmente, va descubriendo quien es. Y si tiene la valentía para permitírselo, no solo descubre cosas sino que también las realiza. Ahora pongamos que hacemos la primera fase y nos vamos descubriendo a nosotros mismos. Resulta que aquí la cosa se complica un poco, ya que hay CUATRO RETOS que nos podemos encontrar y que nos pasan a TODOS/AS, sin excepciones.
EL PRIMER RETO: DECEPCIONAR
La persona que no aprende a hacerlo, nunca va a ser ella misma. Es la primera llave de la libertad. Tú no puedes ser fiel a ti mismo y a todo el mundo que te rodea. Por tanto, cuando entres en una situación de conflicto, entre hacer lo que necesitas hacer para ti o fallar a otro, ¿Qué haces? Un ejemplo. Un padre tiene un negocio y quiere que su descendencia lo continúe. Pero su único hijo desea ser trapecista. Y no tiene ningún argumento para decirse que el negocio paterno es mejor que cumplir su sueño. Entonces para no decepcionar a su progenitor, el chico renuncia. En según qué situaciones no pasa nada. Pero en otras —como la del ejemplo de arriba— la cosa se complica. Hay una idea, que es la del cordón umbilical. ¿Qué se puede decir sobre él? Pues que nada más nacer nos lo cortan, ¿no? Bien. Pero esta teoría dice que hay otro a nivel emocional que nos une con nuestros progenitores. Y ojo, esto es muy importante. Si no somos capaces de romperlo con ellos no lo haremos jamás con nadie. Las primeras personas a las que hay que aprender a decepcionar son a nuestros padres. Porque si lo haces una vez y has sobrevivido —te das cuenta de que te siguen queriendo igual- entonces ya da lo mismo decepcionar al resto del mundo. Si te entienden bien; Y si no también. En una familia suele suceder que la primera persona que decepciona es a la que le toca el palo más grande. A pesar de eso también puede haber hecho un favor a los demás, por haber dejado un camino abierto. Decepcionar no solo es bueno para liberarnos a nosotros mismos, sino que das el permiso a las otras personas para que también tengan su espacio. Una cosa que suele sucederle a muchas parejas. A lo mejor el marido tiene ganas o necesita quedar con los amigos, pero a su mujer no le gusta —también puede pasar al revés, eh ; ) —. Entonces un día el hombre prueba y una tarde se va con los amiguetes a ver el partido. Cuando llega a casa al principio la cosa no pinta bien. Pero la mujer le dice que ella también quiere hacer lo mismo. Pasa que a lo mejor un día a la semana cada uno se va con sus amigos/as por separado —ganan su propio espacio— y la cosa les va genial. Primero se ha de romper ese hielo para atravesar la decepción. La persona que no tiene el valor de hacerlo está muy MUY vendida.
EL SEGUNDO RETO: LA SOLEDAD
¿Por qué? El que no aprende a disfrutar de su soledad va a ser muy dependiente. La persona que es capaz de valerse por sí misma —y no me refiero al yo me lo guiso, yo me lo como, a lo Juan Palomo— será capaz de sentirse centrada sin contar con los demás o con una situación en concreto. Hay gente que siempre ha estado en pareja. Rompe con una y al poco tiempo comienza con otra relación, y así sucesivamente. Esta persona vive muy poco en soledad. Y es probable que aún no se conozca a sí misma, que haría/como haría/etc, si se hallara completamente sola. Puedes descubrir muchas cosas de ti mismo y sobre todo darte cuenta de que se está bien. Y piensas:
“Lo que daría por llegar a casa y disfrutar de un momentito de soledad y paz”.
En nuestros tiempos sucede una cosa muy curiosa. Con la tecnología, sus avances y la rapidez de comunicación —aunque no sea el ejemplo mas puntero, digamos whattsapp, etc— rompemos esos ratos de soledad. Hay gente que deja el teléfono en la mesita de noche porque lo mira antes de dormir y por la mañana lo primero que hace es echarle otro vistazo. Hay que disfrutar de la soledad. Es muy beneficioso tener tu momento, y estar enganchado constantemente quita mucho la serenidad de estar solo. ¿Dónde se nos ocurren las ideas, dónde despierta la creatividad? En el silencio. Y es en él, donde recuperas tu espacio interior para dialogar contigo mismo. Es muy importante aprender a disfrutar de esos instantes. Y si hay alguna persona a la que le cuesta, pues que vaya poco a poco. ¿Por qué no comenzar por un paseo? Media hora, sin el teléfono ni los cascos ni nada, caminar un poquito. La gente no aguanta el silencio ni cinco minutos. ¿A cuantos transeúntes ves por la calle mirando el móvil? Muchísimos. La tecnología y la rapidez de comunicación nos enriquecen. Pero si te pasas de un límite pierden su positividad. La persona que tiene miedo a la soledad y que va saltando de relación en relación acabará atrayendo a otra que calzará el mismo zapato, aumentando estas falsas creencias de inseguridad, de dependencias, etc. Hay que ser conscientes que uno de los trabajos interiores más importantes de uno mismo es vencer el miedo a la soledad.
EL TERCER RETO: APRENDER A RENUNCIAR
Según el Budismo cuando anhelamos es cuando deseamos cosas y empezamos a pasarlo mal, el dolor y el sufrimiento vienen de ahí. Digo esto porque está un poco relacionado con el tirano —que todos llevamos dentro— del que vamos a hablar a continuación. EL EGO. El ego dice que lo quiere todo y ya, como he dicho antes, es un tirano. Y NO siempre nos lleva hacia cosas que nos vayan a resultar beneficiosas. Él sólo busca una satisfacción inmediata. Y… ¿Qué pasa si encuentras una satisfacción inmediata en algo que no te va bien, como en el tabaco? A lo mejor lo has probado y te ha dado buen rollo, pero sabes que no es lo que necesitas. Digo esto porque, de una manera o de otra, TODOS vamos a pasar por el reto de la adicción. Y hay muchos tipos de drogas, no te vayas a creer. Hay gente adicta a la Cocaína. Hay gente adicta al trabajo. Hay gente adicta a las nuevas tecnologías. Hay gente adicta a comer, a limpiar, a comprar compulsivamente, al alcohol, ETC. La persona que no es capaz de decir:
“Paro, hoy voy a renunciar a esto porque me hace daño”
No va a conseguir nada. Pero la que consiga hacerlo tiene grandes posibilidades de tener éxito en casi todo lo que haga. Porque la trampa en todos los proyectos que nos proponemos está en que llegado el punto, caemos a lo cómodo, a lo que nos apetece. La comodidad es un cáncer para el alma. Y la sociedad está llena de comodidad. Un ejemplo. Una chica quiere perder peso. Si puede perder cinco kilos en una semana lo hace, ¿para qué estar a dieta tres meses cuando lo puede hacer solo en una? Pero tal vez es más SANO Y MEJOR PARA TU CUERPO hacerla en tres meses, ¿No? Vivimos en una sociedad que nos lanza este mensaje:
“¿Quieres esto? Toma, aquí lo tienes. ¡Ya!”
Y esta creencia nos hace muy vulnerables a ser manipulados ya que se venden infinidad de ideas y de productos a través de ella. Es como los anuncios de los coches que dicen:
“No se paga hasta los primeros seis meses”
Cojonudo, eso está muy bien. Pero… ¿Sabes que después lo vas a tener que pagar, no? Y a lo mejor en seis meses no vas tan boyante de dinero, o simplemente sigues teniendo los mismos gastos/problemas económicos/etc. Pues si hueles que vas a ir muy reñido no es buena idea comprarse el coche. Renuncia a él. ¿Qué pasado un tiempo puedes pagarlo? Perfecto. Como hemos dicho antes vivimos en un mundo que nos dice constantemente:
“Tenerlo todo es bueno, no renuncies a nada”
Llega el verano y queremos ahorrar, pero ir de vacaciones. Y además, que nos sobre dinerito para no ir ahogados nada más regresar a la cotidianidad. O deseamos estar en paz con nuestros hijos pero no queremos invertir el tiempo para ver como solucionamos los conflictos en casa. O nos gustaría que nos fuera genial con nuestra pareja pero no queremos hacer los cambios, que los haga el otro. Muchas veces estamos en esa posición en la que no queremos renunciar a nada. Y por eso pasamos TODOS. Otro ejemplo: Una chica tiene una relación. Y resulta que su novio mantiene una fuerte atracción sexual con su ex. Todo les va bien hasta que el novio siente la necesidad de tener un encuentro o dos con su pareja del pasado. Entonces la chica lo pilla y lo deja. Pero unos días más tarde él la llama con promesas de amor, diciéndole lo mucho que la ama y que va cambiar. Y ella vuelve con él. Y siempre, SIEMPRE le sucede lo mismo. O para ser explícitos, cae cuatro veces. Y la chavala acaba mareada. Bien, pues… ¿Si no está segura o ve que esa relación no le va llevar a nada positivo, no sería mejor que simplemente no le cogiera ni el teléfono cuando la llame? A veces no podemos ni hacer algo tan simple como eso, por miedo a que piensen que somos malas personas. Y también podemos renunciar a nuestra imagen de buena persona, podemos renunciar a los roles, sobre todo a los que nos imponen. Volviendo al ejemplo de arriba. Esta chica tiene diversas opciones, aunque todas hablan de lo mismo: 1. Renunciar a sus esquemas de pareja y seguir con él. 2. Renunciar a que su novio le vaya a ser fiel. 3. Directamente renunciar a esta persona que sabe que no va a ser positiva para ella. En la vida no se puede tener todo. En muy pocas ocasiones nos hacemos responsables de nuestras elecciones o de nuestros caminos. Y una clave para esto está en SABER RENUNCIAR.
Y EL ÚLTIMO RETO: SUPERAR
Hay una expresión muy conocida en el mundo homosexual que es: “Salir del armario ”. Pero la vamos a utilizar en “término psicológico ” y global. Todo el mundo ha de salir del armario, no solamente los gays y las lesbianas. Lo que quiero decir con esto es que TODOS podemos ocultar cosas que, mientras lo hagamos, nunca seremos capaces de superar. Un ejemplo. Una persona que siente una gran inseguridad respecto a los niños. Pero nadie lo sabe, ni siquiera su conyugue. Pues… ¿Qué pasará el día que vengan los nenes? Si este hombre/mujer no es capaz de Reconocer que tiene esa inseguridad es imposible que se desbloquee ese problema. Lo que ocultamos gana poder, de ahí el chantaje emocional. Si yo sé que a ti te pasa algo que no quieres que se sepa, yo tengo poder sobre ti. Pero si tú te abres y explicas lo que te sucede yo lo perdería al instante. Y el EGO es un experto coaccionando. De ahí viene lo de “Salir del armario”. Si tú te empiezas a dar el permiso de hablar sobre ese problema, no crearás un complejo de tu debilidad. Todos somos defectuosos, la perfección no es más que un ideal. ¿Por qué factor nos diferenciamos los unos de los otros? Por nuestros defectos. Y éstos también pueden ser nuestras virtudes. En las cosas en las que fallamos es donde somos más humanos. Podéis tener un amigo/amiga a la que queréis un montón. Y en muchos casos es porque os ha unido algo negativo.
“Pues Fulanito me ayudó mucho a superar ese momento complicado de mi vida”. “Pues me he abierto con Fulanita y le he explicado mis miedos, y me ha dicho que no pasa nada, que a ella también le han ocurrido cosas parecidas”
Hay muchas personas que no se cogen la baja sintiéndose mal –por decir algo– porque no quieren que el mundo se entere de que padecen un problema. Una de cada tres personas sufre depresiones, ataques de ansiedad, etc. Y muchas de ellas no se abren y ni hablan abiertamente sobre lo que les pasa. En ese compartir la debilidad o el defecto es donde se hace un ejercicio interno e importantísimo de permitirnos ser quienes somos. Porque si solo nos centramos en transmitir lo bueno, sintiéndolo mucho, no va a funcionar. Al guardarnos lo que de hace daño se va a ir deformando y distorsionando en nuestro interior. Al querer encerrarlo y esconderlo le damos poder para que vaya ganando espacio y peso, se vaya engordando. El no expresarnos o compartir es una fuente de amargura. Somos animales sociales y gran parte de nuestro crecimiento personal y evolutivo gravita en cómo te relacionas con los demás para crecer, para conocernos a nosotros mismos. Si el trabajo de crecimiento fuera individual no crearíamos redes, ni una cohesión de grupo. Antes, como no había tanta tecnología ni nada las personas se ayudaban mutuamente. Ahora, vivimos en una sociedad que alimenta el individualismo. Antiguamente la gente colaboraba por ayudarse los unos a los otros. Ahora pagamos y al momento solucionamos el problema como un servicio. Y eso está bien para que seamos más autónomos, más libres; Pero no podemos perder esa consciencia social, siempre vamos a necesitar a otros. Porque…
«¿Cómo puedes conocerte a ti mismo si no te ves reflejado antes en otra persona?» «¿Cómo vas a descubrir quién eres si no tienes un modelo Negativo/Positivo?» «¿Cómo vas a descubrir lo que te vibra, lo que va contigo?»
Y este ha sido el último reto. Ahora, voy a dar un consejo: Tomaros el tiempo y la calma para ver como os sentís delante de las cosas que os pasan, de los modelos positivos y negativos que se crucen por delante de vuestros ojos. Aprended a identificar tanto lo que os vibra como lo que os hiere, para así no caer en una Sombra negativa. Pero cuidado, alejaros un poquito de lo que no os gusta pero sin llegar al extremo de dejar de ser vosotros mismos. La idea es sentir y daros cuenta a través de ese sentir de como sois en realidad, teniendo en mente estos cuatro retos. Va bien memorizarlos un poquito al menos para ser capaces de identificarlos. Y sobre todo abriros con una persona, basta sólo con una. Alguien que sepáis que os va a apoyar, no os va a traicionar, no se va a reír de vosotros, etc. No hace falta que lo hagáis con todo el mundo. Cuando una persona tiene la conciencia de ser mejor, ya ha dado el primer paso. Ahora hay que sentir y tener el valor de seguir todo cuanto sintáis. Bien, creo que ya es suficiente. Espero que os haya gustado y recordad que como he dicho al principio, la psicoterapeuta es Noelia. Yo solo quería compartir con vosotros —y bajo su consentimiento— algo que me vibró muchísimo cuando lo descubrí. Ahora sí, para finalizar una entrada como ésta he decidido colgar una canción que me da muy buen rollo y que me encanta. Hasta la próxima! ; )
Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )
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