RELATO 4. COMPENSACIÓN

Carla dio una larga calada al cigarrillo. La tormenta seguía descargando su furia sobre la ciudad, algo que no mejoraba su mal humor.

“¿Por qué tarda tanto?” pensó, mirando la hora en el salpicadero.

Los minutos siguieron sucediéndose, tan lentos que parecían interminables. Cuatro cigarros más tarde, Juan picó en la ventana del copiloto y ella  desbloqueó las puertas del coche.

—Perdona el retraso —se disculpó mientras se sentaba.

—¿Todo listo?

—Efectivamente, ya hemos realizado el intercambio. Estos milloncitos nos van a ayudar a comenzar de nuevo, nena.

Celcopun había cerrado de golpe, despidiendo sin explicaciones a sus trabajadores, entre los que se incluían ellos dos. Y todo gracias al chorizo del propietario, que andaba metido en turbios asuntos con hacienda. Así que como parecía que la empresa se había ido a la mierda, habían decidido secuestrarlo para sacar un cuantioso rescate, sabedores de que el muy canalla tenía una fortuna en paraísos fiscales.

—¿Y que hacemos con el cerdo del jefazo? —preguntó ella entonces, al escuchar un sonido amortiguado que v enía del maletero.

—Pues nada, lo dejaremos con el coche por ahí tirado. Alguien lo encontrará, digo yo…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar.

RELATO 5. PACIENCIA

Zenira miró al hombre con interés.

—¿Ya tiene compañía, caballero? —le preguntó, acariciándole la pajarita mientras se sentaba sobre su regazo, con cuidado de no tocar el sombrero de copa.

—Ahora sí —contestó él, esbozando una sonrisa bajo su espeso y bien peinado bigote.

La mujer notó la erección al instante, tan rápida que hasta le pareció gracioso. Y valoró todos los detalles del aspecto, para discernir si debía buscar a otro cliente.

La concubina pareció satisfecha y se dejó acariciar los senos por aquellas manos pulcramente enguantadas…

—¡Istara, Istara! —llamó a su mejor amiga, al entrar en sus aposentos cargada con un buen fardo de tela.

La chica se volvió al oírla y Zenira observó su prominente barriga, que marcaba el avanzado estado de gestación

—¡Ya lo tenemos! ¡Nos marchamos ahora mismo!

—¡Pero que haces aquí! ¡Te he visto entrar con un cliente dorado, de los que te gustan!

La mujer puso los ojos en blanco.

—Le he metido unos polvillos del sueño en el vino. Y con todo lo que le he robado ya reunimos lo justo para el pasaje en el Cuervo express…

Una presencia que lo había visto todo, volvió a saltar.

 

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

8 Comentarios

  1. Josep Mª

    Dos relatos en los que la codicia es la protagonista. Y, como sucede con los malos actos, siempre hay una presencia indiscreta que lo observa todo. ¿Actuará alguna vez?
    Me gustan los relatos tan cortos que logran provocar, como estos, una intriga en el lector. Me pregunto si esta intriga se verá algún día satisfecha con el desenmascaramiento de esa presencia extraña.
    Un abrazo.

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    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar, Josep Mª! Me alegro de que te hayan gustado los relatos. Tienes razón, jeje, siempre suele haber una presencia indiscreta que lo capta todo. Pero en el caso que nos atañe, esta presencia solo puede observar, sin tener la facultad de intervenir, y todo esto con la esperanza de aprender valiosas lecciones, sin repetir los mismos errores que contempla. En cuanto a la identidad de la saltadora, ya la tienes, jeje. Solo has de juntar las piezas del puzzle. Un fuerte abrazo! ; )

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  2. Irene F. Garza

    Leyéndote no sé si es el viaje de Kathara o el mío propio.
    ¿Humanidad? Bfff… no sabría responder.
    Me gusta como vas enfocando los relatos y dejas que veamos en ellos diferentes situaciones, vidas paralelas que se muestran tal cual son, en los dos casos ambicionan el dinero por una razón u otra.

    Muy buenos Ramón, 🙂
    Un abrazo.

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    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar, Irene! Me alegro de que te guste la dirección que sigue Prisma y me ha hecho mucha gracia tu comentario, jejeje, creo que en ocasiones yo me he sentido igual. ¿Humanidad? Bfff, jeje. Un fuerte abrazo! ; )

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  3. María

    Me encantan estos micros tuyos. Este viaje astral que nos lleva a vidas totalmente distintas. Aunque estas si tienen algo en común, que es el gusto por el dinero.
    Un besillo.

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    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar María! Me alegro de que te gusten estos saltos astrales, aunque en ocasiones muestren cosas que nos puedan sentir incómodos, jeje. Un fuerte abrazo! ; )

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  4. Ziortza Moya

    Creo que «la presencia extraña (no tan extraña)» que salta está aprendiendo mucho con estos ejemplos de actitudes humanas. Geniales los dos relatos, Ramón, muy acordes con los títulos y lo que pretenden describir y explicar.
    Me han encantado. Un fuerte abrazo.

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    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar, Ziortza! Me alegro de que sigas los saltos de Prisma! Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión, jeje, la presencia aprenderá mucho. Un fuerte abrazo! ; )

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