ESPECIAL SANT JORDI: UN BREVE REPASO A LA FESTIVIDAD

ESPECIAL SANT JORDI: UN BREVE REPASO A LA FESTIVIDAD

Hoy, día 23 de abril, se celebra una de las festividades que más me han gustado desde que era pequeño, El día de SANT JORDI –o Jorge en español–. Y también, gracias a un fantástico decreto de la Unesco en el año 1995, el DÍA MUNDIAL DEL LIBRO.

Es curioso que en toda la vida del blog, y además habiendo escrito algún artículo para ciertas fechas, siempre se me quedara colgada, precisamente, una que me encanta y que fomenta el poder de las letras. Me gustaría deciros que llevo años planeando un súper especial pero como estaría mintiendo como un bellaco, seré totalmente sincero: por H o por B siempre me acababa olvidando de Sant Jordi hasta que ya era tarde, jeje.

No obstante, este año ha sido distinto. Los astros han asomado en el espacio y… Esperad, no, tampoco hace falta exagerar. Podría decirse que me he acordado en el momento justo y me he decidido a hacerlo bien ; )

Una vez dejadas las cosas claras… ¿Hay algo que no sepáis ya sobre este día en particular?

Comencemos hablando de su leyenda, una de las cosas que más me fascinaban de pequeño pues el tema Dragones, caballeros y princesas llenaba mi fértil imaginación infantil cuando apenas levantaba unos palmos del suelo.

Erase una vez, en Mont Blanc –hay otra versión que sitúa los hechos en la Capadocia– había un malvado dragón que atacaba a todo el reino sin cesar. Aterrorizados por la bestia, tanto los habitantes como el rey decretaron que, cada día, a la infame criatura se le entregaran dos corderos, con la esperanza de saciar su voraz apetito y evitar que continuara sembrando el terror.

La medida funcionó bien durante un tiempo, hasta que el ganado empezó a escasear, despertando de nuevo a los instintos asesinos del dragón. Las buenas gentes, ya desesperadas, encontraron una horrible solución, pues a partir de aquel instante habría un oscuro sorteo diario entre los ciudadanos, cuyos ganadores serían sacrificados junto a un cordero, entregados a la infame bestia para saciar su apetito. Por otra parte, las familias de los infelices condenados serían recompensadas por la pérdida con riqueza, en un intento burdo de consolarlas.

Ahora es cuando la leyenda vuelve a ramificarse en dos versiones distintas que conducen a un mismo desenlace. A pesar de eso yo explicaré la que escuché de pequeño, o eso creo recordar.

Resulta que en los sorteos nunca, jamás, salían ganadores miembros de la familia real y el pueblo, tras darse cuenta del total escarceo del soberano y lo injusta que era esa medida, se enfadó. El ambiente en todo el reino empezó a caldearse de forma peligrosa hasta que la hermosa princesa, harta de ver sufrir a sus gentes de aquella manera, decidió sacrificarse con el fin de apagar la disputa.

Una mañana ella sola se dirigió a la cueva del dragón, en compañía de un cordero, antes de que se realizara el terrible sorteo.

Pero justo antes de que el monstruo la devorara, irrumpió en la cueva un flamante caballero que logró matar a la criatura tras un encarnizado combate, clavándole su espada en el corazón. Y de la sangre que manó de la herida de la bestia, nació una bella rosa que el gentil salvador entregó a la princesa.

El rey ofreció al misterioso recién llegado la mano de su hija y todas sus riquezas. Pero el caballero rechazó los premios, alegando que su destino no estaba allí. Y tras repartir las riquezas ganadas por todo el reino, desapareció para no volver nunca jamás.

¿Bonita historia verdad?

A mi me transportaba a mundos fantásticos llenos de castillos construidos con playmovil o pizas de lego.

Perfecto. ¿Y lo de la Unsesco? ¿Por qué escogió esa fecha para convertirla en el día mundial del libro?

Corría el año 1929, cuando se proclamó, de forma oficial, que el día 23 de abril era la fecha del fallecimiento de dos grandes figuras de la literatura, MIGUEL DE CERVANTES y WILLIAM SHAKESPEARE.

Curiosamente ninguno feneció ese día. Cervantes nos dejó el 22 y fue enterrado el 23, y Shakespeare, pese a morir en la fecha indicada, lo hizo bajo el CALENDARIO JULIANO, que corresponde al 3 de Mayo GREGORIANO.

Interesante, ¿verdad? Ahora comentaré un par de aspectos sobre estas fiestas.

En Cataluña se obsequian libros y rosas con espigas a las parejas o seres queridos. Para las mujeres la flor, y para los hombres el libro. Pero la costumbre de regalarle una rosa a las damas se remonta al siglo XV, pues el 23 de abril se celebraba la Feria de las rosas en Barcelona.

En cuanto a lo del libro, es una tradición que le debemos al escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, el cual expuso su idea a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona.

En Aragón, San Jorge –llamado Chorche– también es su patrón y el 23 de Abril se considera el día de Aragón. Todo esto viene porque en el año 1096, el rey Pedro I inició la conquista de Huesca, que se hallaba bajo el mandato del Taifa de Zaragoza. Cuenta la leyenda que el Santo apareció en mitad de la batalla como un enviado de Dios, dando fuerza a los combatientes y espantando a los musulmanes, propiciando de ese modo la victoria de Pedro I, que consiguió conquistar la ciudad tras medio año de lucha. A partir de aquel entonces se utilizó la cruz de San Jorge para las insignias de Huesca y Aragón, en honor al santo que decantó la batalla en su favor.

Pero no solo en España es un día de gran importancia, pues resulta que en Inglaterra es la segunda festividad más celebrada, después de la Navidad. Y esto se debe a que en el año 1348 el santo fue nombrado patrono de toda Inglaterra, gracias al rey Eduardo III que anteriormente, había creado la orden Jarretera, siendo precisamente San Jorge su patrono escogido.

Y bien, creo que ya es suficiente por ahora. ¡Que disfrutéis de este maravilloso domingo repleto de rosas y libros, nos iremos viendo durante esta semana!

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ESPECIAL SANT JORDI: UN BREVE REPASO A LA FESTIVIDAD por Ramón Márquez Ruiz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

N.A.T.I.V.I.T.Y CUARTA PARTE

N.A.T.I.V.I.T.Y CUARTA PARTE

Base lunar N.a.t.i.v.i.t.y, 25 de diciembre, año 3014.

Buenos días y feliz navidad.

—¿Cuanto tiempo he estado aquí dentro? —quiso saber Bel, pasando por alto el saludo.

—Unas 27 horas. ¿Recuerdas como has llegado?

—¡Me trajiste en esa maldita cosa voladora, maldito bastardo! Llegué a creer que nos íbamos a matar…

Al decir eso la joven se abrazó el vientre por instinto, un poco aturdida…

—He tratado tus lesiones, que no eran pocas…

Ella pareció quedarse absorta y volvió a estudiar algunas de sus heridas, que presentaban un aspecto cicatrizado y rojizo, siendo apenas perceptibles.

—Ya lo veo… —respondió, escudriñando la tapa de cristal que se erguía sobre su cabeza.

—Me parece sorprendente que en tu estado aguantaras tanto.

Se hizo un silencio incómodo.

—Soy una chica dura.

—Me ha quedado claro, que no te quepa duda. De paso he aprovechado para realizar exploraciones y estudios al bebé.

—¿Has hecho qué?

—Las pruebas han salido sorprendentemente bien, Bel. No las tenía todas conmigo, pero es un varón sano.

Al escucharlo, una sonrisa se dibujó en los labios de la humana, visiblemente emocionada.

—Su sexo era un misterio —alegó mientras se miraba la barriga durante un instante—. Creo que estoy de nueve meses…

—Por cinco días no llegas. Y según la estación médica tu cuerpo ya está preparado para el alumbramiento e indica que lo harás en unas horas. El niño nacerá hoy, 25 de Diciembre.

—¿Este trasto sabe eso?

El androide asintió y entonces Bel captó que una risueña sonrisa se había dibujado en su rostro.

—¿A qué viene esa cara?

—¡Me parece una mágica coincidencia que hoy sea navidad! Por no hablar de tu propio nombre…

—Gilipolleces, nunca la he celebrado —añadió ella, frunciendo el ceño—. La vida no está hecha para festejar mitos. Sobrevivir en un sitio de mierda como Nativity, lleno de máquinas asesinas, sí que me parece un milagro y algo digno de una fiesta.

La chica notaba su cuerpo extraño, demasiado tranquilo. Pero al menos no sufría ningún dolor. De repente sintió la imperiosa necesidad de ponerse en pie y comenzó a buscar otra vez sus pertenencias, comprobando que no aparecían por ningún lado. De forma instintiva miró a su izquierda, descubriendo que sobre una mesita cercana de aspecto lujoso había un precioso vestido blanco.

—No busques, menos esa mochila tan divertida y alguna de tus armas, lo he tirado todo —añadió JAK, captando sus intenciones—. No hace falta ser un sintético para saber que, tener viviendo contigo a diez clases de piojos diferentes, no ha de resultar muy saludable. Me ha costado desparasitarte, ¿lo sabías? Por fortuna vivo en unos antiguos almacenes, aquí encontrarás todo lo que quieras.

Bel suspiró y dedicó a su salvador una mirada inquisidora. ¿Cómo era posible? Había acertado, la mochila era lo único que tenía valor emocional para ella. Definitivamente su nuevo amigo apuntaba muy buenas maneras, aunque tenía que hacerse con un pistola, por si cambiaban las tornas.

Durante un segundo le vinieron imágenes de su pasado, de su familia… Las reprimió con todas sus fuerzas, tenía que ser fuerte…

—Date la vuelta —ordenó al androide, de forma burda. No había pretendido que le saliera un tono tan duro, pero seguía notando su ánimo jodido, pese a los medicamentos que bien seguro le habían administrado.

—Se dice gracias, ¿no? —puntualizó él, obedeciendo a la imposición sin borrar el gesto de los labios—. Creo que la buena educación nunca viene mal.

La mujer lo ignoró y apoyó los pies en el suelo, antes de levantarse con mucho cuidado. Cuando comprobó que no había peligro y podía sostenerse por si sola, dejó de aferrarse a la máquina y caminó lentamente hacia su nuevo atuendo…

—Ya puedes mirar.

El androide se volvió, descubriendo que había acertado en la elección. Su invitada parecía la princesa de uno de esos libros infantiles que guardaba en la biblioteca del piso de abajo. Muy redonda gracias a la abultada barriga, pero preciosa.

—¿Te gusta? —quiso saber, lleno de curiosidad. Captó que a la chica le brillaban los ojos.

—Es genial. Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado llevando algo así. Ahora podría decirse que estoy a tu altura, también vas muy elegante. ¿Coleccionas vestidos?

Ambos mantuvieron la mirada durante un instante.

—Colecciono muchas cosas. ¿Te gustaría verlas?

—Por qué no.

JAK notó el cambio en la actitud de la joven y le tendió la mano, para luego ayudarla a caminar hacia una silla cercana de aspecto moderno y robusto.

—¡Ay Dios! —exclamó ella, al ver que el asiento flotaba sobre el suelo desprendiendo una pálida luz—. ¡Todavía me acuerdo de tu maldita motocicleta asesina, no esperes que me siente!

El androide sonrió ante la ocurrencia.

—Las contracciones no tardarán en llegar, así que en tu estado no es conveniente que camines mucho. Y no te preocupes, esta belleza fue diseñada para las personas de clase alta con movilidad reducida. Además, los módulos anti gravitacionales Angelicus son geniales y personalizables. ¿Prefieres que sea de otro color?

La chica le dedicó una mirada suspicaz, antes de hablar.

—Lo que prefiero es no sentarme, joder. Seguramente es nueva y eso será porque nadie se ha fiado de estos malditos trastos…

—En efecto, la vas a estrenar más de cien años después de su fabricación. Las personas con discapacidad fueron las primeras en caer durante el estallido, ¿sabías? Junto a los niños y los enfermos, claro.

JAK logró modular su tono de voz durante la última frase, consiguiendo el efecto deseado.

—No hace falta que me des detalles tan macabros.

Bel cedió a regañadientes y una vez sentada tuvo que admitir lo cómodo y ergonómico que le resultaba el asiento, ya que se adaptaba a su silueta a la perfección. Además, notaba que flotaba a unos centímetros del suelo con un ligero y suave vaivén que le parecía curioso.

—Cómoda, ¿verdad?

—¿Puedes cambiarle el color a las luces?

El robot asintió y le colocó un pequeño artilugio detrás de la oreja.

—Estas sillas funcionan con neurotransmisores, usan el pensamiento, así de simple. Escoge tú misma el tono que quieras…

Entonces la luz cambió, adquiriendo un color verdoso y brillante.

—He de admitir que me parece una pasada… —dijo ella, con un destello de tristeza dibujado en la mirada…

—Bien, ahora que estás preparada vamos a dar una vuelta por mis dominios.

—La verdad es que tengo algo hambre. ¿Tienes comida?

JAK meditó la respuesta. No estaba seguro de si era buena idea darle de comer, pues conocía los riesgos que podían surgir durante el parto.

—Desde luego, pero es mejor que de momento no comas nada. Cuando tengas al niño te prepararé delicias que jamás has imaginado.

Bel asintió, volviendo a acariciarse el vientre de forma risueña. Había asistido a algunos partos a lo largo de su vida y conocía los riesgos que podían surgir aunque… Ninguna de sus conocidas había contado con una estación médica que funcionara en perfectas condiciones…

Distraída, paseó la mirada por la estancia fijándose en la bonita decoración de la sala, que daba a la inmensa terraza por la que habían entrado. Luego observó la máquina, dándose cuenta de que desentonaba allí en medio. Entonces pensó en lo distinta que hubiera sido su vida si Nativity no se hubiera ido a la mierda…

—¿Sabes cocinar? —preguntó de repente, intentando no pensar.

El sintético percibió la melancolía pero se abstuvo de comentar algo al respecto.

—Te sorprenderías. Dispongo de una pequeña cuna del conocimiento perdido en el piso de abajo. Mientras dormías he estudiado la carrera de ingeniería médica, pediátrica y a varios cocineros de prestigio. Soy un sintético listo.

—¿Y todo eso por mi?

En los ojos del androide resplandeció una chispa que ella fue incapaz de descifrar. Él no se parecía a nada que hubiera conocido antes y tenía que admitir que sentía una creciente curiosidad.

—Hacía mucho tiempo que no tenía invitados. Vamos, me muero de ganas de enseñarte todo esto.

Al cruzar la puerta de la estancia la chica soltó una exclamación de sorpresa. Ante ellos se abría un enorme y diáfano pasillo, en cuyo centro había un precioso parterre con fuentes, caminitos serpenteantes rodeados de bancos y farolas de aspecto clásico. Las paredes, pintadas de un tono celeste similar al de la fachada exterior, contrastaban con las baldosas blancas y negras del suelo y el color de la vegetación, provocando un efecto espectacular. A ambos lados se abrían tiendas variopintas llenas a rebosar y perfectamente ordenadas, con los cristales de los escaparates igual de impolutos que todo lo demás. No había ni una sombra de polvo o suciedad, como si allí el tiempo se hubiera detenido y el brote civervírico jamás hubiera llegado, provocando en la mujer una sensación de irrealidad.

—Es increíble —dijo Bel, embobada con el techo, decorado con bellos frescos y cristaleras de motivos florales.

—Gracias —contestó JAK, halagado—. Pienso que es la opulencia bien diseñada, por eso lo escogí. He tenido que reconstruirlo un poco, aunque no lo parezca aquí hubo una masacre.

La humana le dedicó una mirada desdeñosa.

—Deja que lo adivine… ¿Te costó mucho quitar el rojo sangre?

El sintético esbozó una sonrisa y guardó silencio, prefiriendo no responder a eso.

—Vayamos al piso de abajo, los ascensores no están lejos.

Ambos avanzaron con extrema lentitud, ya que la chica se detenía constantemente delante de los comercios, mirándolo todo con suma curiosidad.

—No hay prisa, podemos entrar en las tiendas que quieras.

—Ha debido costarte mucho mantenerlo así de bien.

—Ni te lo imaginas, aunque para mí el tiempo no es un problema. Por suerte dispongo de un ejército de robots domésticos…

Al oír eso Bel lo miró espantada.

—No te preocupes, tienen programas sencillos y una IA limitada. Tardé años en desinfectar mi hogar y no está conectado a la red principal de Nativity, uso los propios generadores del edificio para conseguir la energía que necesito, y puedo asegurarte que no es poca.

Pronto llegaron al los ascensores y una vez subidos en uno, la mujer quedó impactada con la lujosa decoración de la cabina y el hilo musical, pues nunca en su vida había escuchado nada igual.

—Es una pieza de Mozart, un antiguo compositor terrestre del siglo dieciocho —puntualizó JAK, al notar la sorpresa.

—¿Tienes mas así?

—Ya te dije que colecciono de todo. Puedes moverte libremente sin problemas, aunque prefiero que lo hagas cuando estés en mejores condiciones, ya que esto es enorme. Y para que te quedes tranquila, añadiré que nada puede entrar a menos que se haga por la terraza, como nosotros.

—Si, todavía me acuerdo…

Las puertas del elevador se abrieron, mostrando otro pasillo similar al del piso de arriba. Aunque en aquella ocasión había una gran diferencia. A un lado seguían sucediéndose una infinidad de tiendas, situadas en fila recta una al lado de la otra, pero los parterres centrales habían sido sustituidos por pilares de piedra ricamente ornamentados y bancos. Y lo que más impactó a la joven, fue descubrir que en la pared que había frente a ellos se abrían enormes cristaleras que mostraban un esplendoroso patio interior.

—Parece un bosque… —soltó ella, sin poderse contener.

—Tiré abajo algunos comercios para lograrlo. Por fortuna la estructura de los almacenes tiene forma cuadrada y está hueca, algo que sin duda lo volvió posible. Yo lo llamo mi edén particular, libre de amenazas.

—¿Edén?

JAK se rio ante la pregunta.

—¿No eres de ninguna religión? Me parece extraño que sepas lo que es la navidad y no otras cosas.

—Mis bisabuelos eran cristianos, pero ya te dije que nunca perdíamos el tiempo con fiestas y mitos inútiles. Yo creo en la vida, simplemente. Aunque en mi grupo había gente de varias creencias, nadie las celebraba. Vivir huyendo constantemente, buscando comida y armas para protegernos no da para mucho, sobre todo cuando la muerte puede venirte de cualquier lado…

—Es práctico, lo comprendo. Vamos al jardín, quiero presentarte a mis amigos.

La silla se detuvo de repente.

—¿Amigos?

El androide notó la desconfianza en el tono de voz y se volvió para mirarla a los ojos.

—¿Confías en mi?

Bel frunció el ceño.

—¿También tienes un arsenal?

—¡Claro que si! ¡Ya te he dicho varias veces que colecciono de todo!

—Pues dame una pistola y confiaré en ti lo que quieras…

El sintético decidió cumplir el deseo de su invitada. Sabía de sobras que con él no iba a necesitarla, pero creyó conveniente que se sintiera segura.

—Tengo una encima, así que toma —le dijo, metiendo una mano en el bolsillo del pantalón y sacando un arma de aspecto estilizado—. Que no te confunda su tamaño, es de las buenas.

—Gracias.

La mujer aceptó el presente y lo dejó en un lado del asiento.

—¿Realmente sigues desconfiando de mi?

—Quizás. Aunque me caes bien, y eso ya es mucho.

Otra sonrisa se perfiló en los labios del androide.

—Salgamos al jardín, allí están mis amigos.

La chica contempló a los dos renos desde una distancia prudencial, completamente embobada. Le parecieron unos animales majestuosos, con su cuerpo estilizado y la nariz roja y brillante.

—¡Son preciosos! —exclamó—. Nunca los he visto en Nativity.

—Uno de los motivos por los que construí este jardín fueron ellos, ya que deseaba protegerlos del exterior. Por desgracia son de una especie creada genéticamente por mano del hombre y algo hicieron mal, volviéndolos realmente delicados.

El macho se apartó, mostrándoles a una cría que no paraba de pasear entre las largas piernas de la hembra, como si se enredara con ellas.

—¡Que bonito!

—Nació hace unos días. Y me alivió bastante pues…

—¿Pues?

—Solo quedan ellos tres, Bel.

—¡No me jodas!

—Aunque no lo creas hay mas especies a punto de la extinción en esa jaula espacial…

La humana notó algo en el tono de voz y miró a JAK de reojo, pero en aquel momento no quiso indagar. Aquel robot no dejaba de sorprenderla, pues le había quedado claro que tenía sentimientos, o cuanto menos algo parecido…

—¿Y por qué tienen la nariz así? ¿Fue por eso que los crearon?

—Chica lista. ¿Has oído hablar de Papá Noel?

—Deja que lo adivine… ¿Otro ser mitológico de esos, de tradiciones antiguas?

—En efecto, sí.

—¿No será un tipo gordo con un traje rojo y barba postiza?

El sintético se rio.

—Hace unos años mi familia encontró unos almacenes llenos de esqueletos con ropas grandes de ese color y barbas falsas. También había carteles roídos y catálogos donde salía ese personaje. ¿Tiene algo que ver?

—Mas o menos, como base. Aunque la principal culpable fue una campaña de márquetin navideño. Vámonos, te lo mostraré.

Bel asintió con la cabeza. Desconocía el significado de  márquetin, pero estuvo segura de que pronto obtendría una respuesta.

Las puertas del comercio se abrieron solas y una voz femenina los saludó nada más entrar, dejando a Bel paralizada.

—Bienvenidos a Sidneys, estimados clientes. Hoy tenemos herramientas de jardinería con descuento, ¡No se lo pierdan!

—¡Joder, casi me cago encima! —exclamó la mujer, soltando una sonora carcajada.

—Decidí conservar muchas cosas originales del edificio, incluyendo las IA de sonido y la publicidad de la época. Es como un asentamiento arqueológico moderno.

La chica se encogió de hombros. Lo de arqueoloquesea no se sonaba de nada, pero ya estaba acostumbrada a las palabrejas extrañas de su nuevo amigo.

—Lo que tu digas. Esto es impresionante, me da una sensación extraña, como si los robots jamás hubieran perdido la cabeza.

—Pues aún no has visto nada, prosigamos. Sidneys era la caña en su época, vendía desde tostadoras a zapatos.

Continuaron avanzando por el pasillo principal, rodeados de expositores llenos a rebosar y objetos diversos, hasta detenerse en un sector en el que la decoración cambiaba drásticamente, con una pomposa alfombra roja en el suelo. A su alrededor colgaban inmensos carteles del mismo color, en los que salían simpáticos Papás Noel acompañados de renos de nariz roja, que parecían guiar a los clientes de otros tiempos hasta un elaborada consola de madera oscura, con varios frascos de cristal sobre ella.

—Ahí tienes el motivo por el que alguien decidió, una buena mañana, cargarse a una especie animal. Para vender perfumes.

—Joder, ¿hicieron eso por una colonia? —Bel miró los frascos de cristal, en cuyo interior había un líquido escarlata. Le parecieron realmente bonitos—. ¿Todavía se pueden oler?

—Oh sí, ya lo creo.

La humana necesitó levantarse y estirar las piernas. Se había valido por sí sola hasta la fecha y aunque la silla ahora le resultaba alucinante, no le apetecía permanecer sentada.

El sintético la dejó hacer y contempló como ella caminaba lentamente sobre la alfombra. Con aquel vestido y la opulencia que la rodeaba, parecía una princesa.

—Necesito andar un poco, espero que no te moleste ­—le dijo ella sin volverse para mirarlo.

—En absoluto, lo entiendo. Pero no hagas mucho esfuerzo, ¿De acuerdo?

Bel no respondió. Se detuvo frente al expositor y dejándose llevar por la curiosidad que sentía, cogió uno de los frascos, al que destapó con mucho cuidado. Luego se lo acercó a la nariz, expectante…

—¡Hostia puta! —exclamó, reprimiendo una arcada— ¡Huele a pura mierda!

Ambos estallaron en una sonora carcajada y la chica se volvió hacia él, intentando parar de reír.

—Ahora sabrás por qué no vendieron ni uno en su momento. Yo los uso para…

En ese instante se apagaron todas las luces, dejándolos a oscuras. Bel chilló asustada y se oyó ruido de cristales rotos…

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LEYENDAS 9

LEYENDAS 9

RELATO 17

—¿Ochenta euros? —preguntó Alba un poco ansiosa, al ver que a su alrededor la fiesta había despegado.

—Amor Escarlata es de calidad, preciosa —le dijo el camello, haciendo un amago de guardarse la bolsita en el bolsillo de la chaqueta.

Entonces ella miró a sus amigas, que también habían sucumbido ante el influjo de la droga y ahora la ignoraban, totalmente colocadas. Además, parecían pasárselo de miedo…

—¡Espera, te la compro!

El hombre sonrió, aceptó el dinero, lo contó y una vez efectuado el intercambio, desapareció entre la multitud.

Ella sabía perfectamente que no necesitaba esa mierda, pero… «¡Por una vez no pasará nada…!»

Iba acercando la pastilla a su boca, cuando una de sus amigas la empujó de tal forma que ésta se le cayó al suelo.

Alba la miró extrañada, descubriendo que la gente se peleaba a su alrededor de forma salvaje, mordiéndose unos a otros y arrancándose trozos de carne mientras la sangre salpicaba a borbotones. Intentaba detener a su grupo, histérica, cuando todo el mundo se volvió hacia ella, mirándola con los ojos teñidos de rojo, de un escarlata tan intenso y brillante como la maldita pastillita…

RELATO 18

—La corona te hará rey —le dijo el Dios—. Pero serán tus manos las que os salvarán de la quiebra, transmutando todo cuanto toques…

El hombre aceptó los regalos de buen grado y al posarse sus dedos sobre el objeto de cobre, éste empezó a cambiar de color y a ganar peso, hasta convertirse completamente en oro macizo.

Aquel acontecimiento marcó el resurgir de Frigia, desaparecieron las aldeas pequeñas y pobres. En algunos lugares especiales podían encontrarse templos en los que descansaban hermosas esculturas de mujeres, y que intentaban ocultar un oscuro secreto.

Pues Midas también era un hombre, a pesar de su don. Cada cierto tiempo sucumbía ante la tentación y tras convertir a sus amantes en estatuas de oro, tocaba cada parte de la cama para que ellas descansaran eternamente rodeadas de lujo. Luego edificaba camuflados mausoleos a su alrededor, con la esperanza de cubrir su vergüenza.

Y fue sucediendo así hasta que el rey encontró esposa, la mujer mas bella de toda Grecia, una joven avispada que tras ver claramente el problema, decidió cortarlo de raíz.

—O te deshaces de esa magia —le dijo a su marido la noche de bodas—. O conmigo a pan y agua.

El rey corrió hacia el río Pactolo pidiendo a Dioniso que lo liberara, enajenado de amor…

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LEYENDAS 8

LEYENDAS 8

RELATO 15

 Parkingson charlaba con su mujer a través del teléfono. No había ni un alma y el sonido de sus pisadas resonaba en la calle desierta.

—Estoy de camino al coche, ¿quieres que lleve la cena?

—Un poco de sushi no estaría nada mal, cielo.

El hombre miró la hora en su reloj y sonrió al descubrir que era más pronto de lo que había pensado. Aún le quedaba tiempo para pasarse por el restaurante favorito de su esposa y llevarle un capricho.

—Gran idea, cariño. ¿Te apetece que también coja…? —de repente escuchó un ruido extraño tras él y se volvió para mirar, dejando la frase en el aire.

—¿Patrick? Cariño, ¿sucede algo?

—Espera cielo —respondió él, bajando la voz— me ha parecido oír…

El señor Parkingson miró en derredor, incómodo. Tras unos segundos de calma respiró aliviado y se regañó a sí mismo por el momento de duda.  Iba a decirle algo a su mujer cuando una mano de garras afiladas lo agarró del cuello con fuerza y lo alzó en el aire, con tanta brusquedad que el teléfono cayó al suelo. Comenzó a gritar, horrorizado…

—¡PATRICK, QUÉ OCURRE! —ella exlcamó histérica, mientras oía los alaridos de su marido.

Tras un minuto agonizante se hizo el silencio otra vez. Entonces notó que alguien cogía el aparato.

—¿Patrick? —preguntó la mujer, con la respiración entrecortada.

—Ceeeeenaaaaa —le respondió una voz siniestra y desconocida, una que no olvidaría jamás.

RELATO 16

Jim y Audrey hacían los deberes en el salón y las gemelas dormían. Después de todo el día malitas, por fin le dejaban un valioso momento de tranquilidad que podía aprovechar para ir preparando algo de cenar.

“Pobrecitas” pensó Susan. A nadie le gustaba estar enfermo y las peques no eran una excepción. Se disponía a abrir la nevera cuando le sonó el teléfono.

—Hola cariño, ¿Por dónde andas?

—Estoy de camino al coche, ¿quieres que lleve la cena?

«Oh, perfecto» pensó ella, esbozando una sonrisa. Se sentía tan agotada que aquello le venía de perlas.

—Un poco de sushi no estaría nada mal, cielo.

—Gran idea, cariño. ¿Te apetece que también coja…?

Su esposo no terminó la frase.

—Patrick… ¿Qué sucede?

—Espera cariño… Me ha parecido oír…

En ese momento él soltó un grito y hubo un ruido seco. Pensó que se le había caído el teléfono.

—¡PATRICK, QUÉ OCURRE! —exclamó.

Él comenzó a gritar y supo que lo estaban atacando… Susan chilló histérica al escuchar sus aullidos de dolor, junto a un extraño gorgoteo… 

Tras un minuto agonizante se hizo el silencio otra vez. Entonces notó que alguien cogía el aparato.

—¿Patrick? —preguntó, con la respiración entrecortada.

—Ceeeeenaaaaa —le respondió una voz siniestra y desconocida, una que no olvidaría jamás.

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NACE ENCANTADORES DE LUZ

NACE ENCANTADORES DE LUZ

Encantadora de cuentos y Seres de luz Blog han decidido colaborar juntos para crear una nueva comunidad, Encantadores de luz. Y no hay mejor forma de celebrarlo que escribiendo este relato entre ambos. Para ir a la segunda parte de María, solo tenéis que clicar en la bombilla que hay al final del cuento. Espero que os guste la primera parte, comentad y no dudéis en acompañarnos a lo largo de nuestra nueva aventura. No vemos!  ; )

En tiempos remotos olvidados por el hombre, hubo personas que comenzaron a canalizar al maravilloso don de las ideas. En ese mismo instante nacieron los encantadores, que oían el hermoso murmullo de las musas y lo transformaban en palabras, en trazos y en colores, llenando de magia un mundo que por aquel entonces, siempre había sido oscuro y gris.

Primero llegó el chispazo, un brillo intenso que dejó ensimismados a los pensadores, precedido por una expresión risueña que no pasaba desapercibida para el resto de los mortales. Éstos, siendo totalmente ignorantes del milagro, se mofaban abiertamente de formas crueles e intolerantes, incapaces de imaginar los cambios que iban a acontecer.

Luego llegó la inspiración, la energía febril e imparable. Los planteamientos tomaron multitud de formas, ramificándose como si pertenecieran a un árbol gigantesco y majestuoso. Se logró domar al fuego y con él, a lo largo del mundo comenzaron a surgir inventos y descubrimientos increíbles, hermosas historias contadas a la luz de las hogueras, trazos maravillosos en el interior de las sagradas cuevas…

Entonces las burlas fueron silenciándose con la velocidad de una ventisca, la sincera admiración hizo florecer la tierra. Y más mentes oyeron a las musas, despertando y sintiendo aquel cálido brillo en el interior de sus cabezas, llamado creatividad.

Así, de año en año, de siglo en siglo, fueron sucediendo cambios en la humanidad, en ocasiones lentos y paulatinos, en otras tan rápidos y voraces como huracanes.

Hasta que de repente, llegó un fatídico día en el que las buenas gentes volvieron a cerrarse, aprisionando al libre y risueño progreso en el interior de un pesado baúl.

Y eso continuó así durante mil años, hasta que apareció un caballero con un sueño inquieto: Crear luz en el interior de esferas de cristal.

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