Novelesco se complace en presentar BREAKING VAMP, la tercera edición de ESCRIBAMOS UNA NOVELA JUNTOS, otra fantástica iniciativa de la comunidad RELATOS EXTRAORDINARIOS. Esta historia acaba de dar el pistoletazo de salida y tengo en enorme honor de colaborar con el primer capítulo.

MUY BIEN PERO… ¿DE QUÉ TRATA BREAKING VAMP?

Empecemos con la sinopsis oficial del proyecto, para entrar en contexto:

Los vampiros están presentes entre los humanos como ha pasado desde tiempos inmemoriales, pero en nuestra época, y debido a los avances en las técnicas de investigación criminológica, no pueden actuar como antaño, cazando libremente y dejando cadáveres humanos en los oscuros callejones. Necesitan permanecer en el anonimato, por lo que los métodos de alimentación han cambiado. Ahora consumen sucedáneos de diseño creados en laboratorio, los transgénicos, cuya base principal continua siendo la sangre humana.

Donald Black es un vampiro de cuatrocientos años de edad que ha contraído una misteriosa infección mortal para su raza, que afecta de distinta manera tanto a humanos como a vampiros. Trabajando en su laboratorio, ha descubierto una droga sintética que representaría la cura a esa enfermedad, pero clanes vampíricos lucharan por controlar la producción.

Donald Black y su joven ayudante Jimmy Redman, intentaran producir en secreto esa droga, y distribuirla al margen de los clanes.

MILES DE VAMPIROS Y ALGUNOS HUMANOS QUE CONOCERAN EL CASO, SE CONVERTIRÁN EN SUS ENEMIGOS MORTALES!!!

Al igual que ocurría con LA ISLA Y YO —ya disponible de forma gratuita en BUBOK— Y LA MANSIÓN CROW MIRROR —esta última aún en curso, no os la perdáis— BREAKING VAMP es una obra escrita por múltiples autores entre los que me incluyo, cuyo guión va girando libremente gracias a cada escritor, eso sí, siguiendo un hilo narrativo. Debido a que su trama da mucho juego, puede salir una historia divertida, oscura, desenfadada y gamberra, muy MUY gamberra.

Tal y como sucedía con la fabulosa LA MANSIÓN CROW MIRROR, cada autor escoge tanto una B.S.O como a varios actores para representar a sus personajes.

Y este es el elenco escogido para la ocasión:

Y la banda sonora, que consta de dos canciones, que compartiré a continuación. El primer video, se corresponde a la parte de BRADY. Y el segundo, para el resto del capítulo.

 

 

Espero que disfrutéis leyendo este primer episodio tanto como yo lo he desfrutado al escribirlo. Avisados quedáis, por eso, de que es fuertecito.

Ahora sí, por fin os dejo con…

CAPÍITULO 1. AMOR ESCARLATA O LAS ALIMAÑAS DE UNA SOCIEDAD INFECTA

La música electrónica tronaba al compás de los flashes de colores que bañaban la pista, tiñendo de tonalidades imposibles a los incautos bailarines que danzaban como posesos.

Breidy llevaba rato estudiando al camello de la noche, que hacía su trabajo y convertía a la gente en esperpénticos seres de alma narcotizada y brumosa. Asqueado, de vez en cuando fingía que le daba un trago a su cerveza vaciada estratégicamente a la mitad, fumándose un cigarrillo mientras lo miraba todo con la espalda apoyada en una pared; llevaba un buen rato buscando ansioso a la víctima perfecta… Hacía ya cuatro días que no mojaba el pizarrín, algo que no se hallaba dispuesto a consentir más tiempo; y le bastaba con cualquier zorrita humana que cometiera la osadía de abrirse de piernas. Pero por el momento no había ninguna que lograra despertarle el interés, y quedaba muy poco de noche…

De golpe sus ojos captaron a una chica que se contorneaba de forma escandalosa y frenética sobre un podio situado en el centro de la sala, una islita caliente en un mar de carne drogada. Le bastaron dos segundos para ver que iba tan puesta como el resto, aunque se movía con estilo. Y su vestidito rojo…

“Interesante…” pensó Braidy, esbozando una sonrisa. Acudir a lugares públicos en los que el personal solía ir desfasado le otorgaba el privilegio de permitirle usar algunos dones vampíricos sin miedo a ser descubierto; en el fondo, le encantaba el bendito mundo de las drogas, incluso se atrevía a esnifar alguna raya de TQM, la nueva coca pensada para vampiros que causaba sensación. Desde luego, estar muerto tenía sus ventajas… ¿Sobredosis? Imposible. Como mucho, un colocón extremo…

Hubo un cambio de canción repentino y el vampiro sonrió, reconociendo los primeros compases de la melodía. Le encantaba la B.S.O de Blade, era una de sus películas favoritas. Y durante muchos años había soñado con comerse a Wesley Snipes… “Es la música perfecta” pensó, tirando la colilla en el cubata de un chaval despistado y lanzándose a la carrera hacia el premio de la noche; durante un segundo una corriente de aire fría y extraña rozó a los bailarines que lo daban todo en la pista, hasta detenerse delante del podio. Volvió a aparecer con pose de seductor macarra, pasándose las manos por el cabello engominado.

La joven se detuvo un momento para estudiarlo con total interés. Ambos cruzaron una mirada mientras ella le hacía un gesto sensual, invitándolo… “Esta va muy ciega” pensó él, al ver el exagerado tamaño de sus pupilas. “Tiene suerte de que solo quiera meterme entre sus piernas” se dijo, subiendo de un salto. Hacía tiempo que se alimentaba a base de transgénico…

“Va caliente, caliente…” La chica se dejó abrazar desde atrás y le pegó el trasero, ambos comenzaron a contornearse bajo los flashes intermitentes, convirtiéndose en los reyes de la fiesta…

—¿No te estarás pasando con esas mierdas? —preguntó Braidy desde la cama, observando como su ligue sacaba del bolso una bolsita transparente con varias pastillas de color rojo.

—Ya soy mayorcita, guapo —respondió ella; seguidamente cogió dos y se las introdujo en la boca, haciendo un gesto obsceno con la lengua—. Esta mierda es Amor Escarlata, una nueva droga que me ha costado mucho dinero. Y estás muy bueno, quiero que me hagas volar…

Él se encogió de hombros, estudiando deseoso cada palmo de su cuerpo. Vista con más luz quedaba patente que abusaba de sustancias ilegales y que no le sentaban nada bien; seguía estando buenísima, pero parecía una gótica enferma. “Solo será un rato de diversión” pensó. Desde luego, si le daba algo no era su problema. Se la picaría durante toda la noche, luego la dejaría dormir hasta que se le pasara el colocón y la echaría de patitas en la calle, como hacía con todas. Y por el momento no había tenido que dejar a ninguna en el hospital, por no decir que las cachondas siempre se drogaban por sí solas, no necesitaba recurrir a métodos tan mezquinos para ligar.

—Vivir en una antigua fábrica tiene su punto —añadió la joven—. Es oscuro y decadente, aunque no está sucio.

—Gracias, llevo muchos años decorándolo, me gusta la mierda que no es mierda, tú ya me entiendes…

La chica bajó una cremallera escondida del vestido y dejó que cayera al suelo, quedando desnuda. Braidy la devoró con la mirada al comprobar que no llevaba bragas ni sujetador, y observó sus pechitos turgentes y deliciosos como si fuera un niño sarnoso metiendo una mano mugrienta en el bote de la mermelada.

—Sí, ya te entiendo —dijo ella, subiéndose sobre el colchón lentamente. Comenzó a gatear hasta él como una gatita y lo besó de forma apasionada, casi hambrienta, hasta dejarlo tumbado. Entonces notó la gran erección… —¡Vaya! —exclamó—. Estás muy cachondo…

El vampiro le acarició su sexo y dejó que se subiera encima. Notó una corriente electrizante en el pene al penetrarla, se dejó llevar agarrándole con suavidad los pechos mientras la joven empezaba a moverse de forma rítmica. Cerró los ojos, saboreando el momento… Oh, sí, la gatita le clavaba las uñas… “tiene fuerza, la gamberra” se dijo sonriente, desde su mundo interior.

—Aprieta más, nena —susurró jadeante. Notó una delicada caricia… “Así, preciosa…” De golpe percibió algo extraño, su temperatura corporal había subido hasta el extremo, sentía su calor… abrió los ojos para ver que algo le sucedía, tenía intensos espasmos y sus cabeza botaba con los ojos en blanco… “Grandísima mierda, le está dando una sobredosis”— ¡OYE, OYE! ¡ESTÁS…!

Entonces ella le arañó la piel del pecho, logrando dejarle marcas… le dolió… “¡IMPOSIBLE!” pensó sorprendido, los humanos convencionales no tenían tanta fuerza… Su rostro adquirió una expresión de locura, dejando de ser una muñequita para convertirse en algo perturbador… Braidy comprobó que su iris había cambiado de color, para volverse de un rojo turbio…

—¡JOOOODEEEERRRRR! —exclamó. La chica lo miró un segundo, esbozó una sonrisa horripilante y le mordió en un lado de la cara, quedándose enganchada en su oreja… —¡HIIIIIJA DE PUTA!

El vampiro la empujó con todas sus fuerzas y ella salió disparada por la ventana, reventó el cristal y aterrizó en un conteiner lleno de basuras y cartón, situado en el callejón de al lado. La muy cabrona le había arrancado el lóbulo inferior con el estirón, ¡a él! “¡HOSTIA!” se dijo, cubriéndose la lesión, aún en shock por lo que acababa de pasar. Acto y seguido se asomó para ver si seguía viva.

—¡MALDITA ZORRA, SI NO TE HAS MUERTO TODAVÍA TE VOY A REVENTAR! —le gritó.

La joven salió entre la basura con bastante agilidad y lo miró desde la calle, dedicándole un gruñido. Varios cristales se le habían clavado por todo el cuerpo, aunque parecía no dolerle. Después echó a correr medio coja hasta perderse de su vista, como un animal herido.

“¿La persigo y la mato?” se replanteó Braidy. Unos segundos más tarde escuchó un frenazo, un fuerte impacto y a varias personas gritando; algo le dijo que le habían robado la oportunidad. “Te lo merecías, por cerda”. Entonces corrió hacia el baño y se miró en el espejo, gritó histérico…

—¡MIERDA, MIERDA, GRANDÍSIMA MIERDA! ¡MI OREJA! ¡MI PRECIOSA OREJITA!

Varios minutos de quejas y chillidos después, el vampiro se limpió la sangre y caminó hacia la cocina sin estrenar, donde guardaba la comida, bien fresquita en una nevera especial. “Cabrona…” La muy puta se había atrevido a marcarlo, a desfigurar sus perfectas facciones de niño malo, de macarra ochentero; necesitaba beber sangre de inmediato para reponerse y minimizar la cicatriz. Pero el transgénico… Abrió el refrigerador, sacó un tetrabrik de un litro y lo miró unos segundos. “Esto no me curará la piel” reflexionó, mientras quitaba la pajita pegada en un reverso y la clavaba por arriba. Ese era uno de los inconvenientes de alimentarse de algo artificial; suplía con creces las necesidades alimentarias, pero carecía del poder de la sangre…

“¿Cómo ha podido hacerme esto una humana de mierda?” pensó, dándole el primer sorbo. “Es jodidamente extraño, tengo hasta escalofríos…” sin darse cuenta se rascó en los testículos, algo que no hacía desde hacía dos siglos; detuvo la mano en seco y miró abajo, le picaba la piel… “Qué me pasa ahora…” Apresurado dejó el tetrabrik en el mármol y se tocó los genitales.

—¡HOOOOSTIIAAAAA!

Una infestación de bichitos había preparado una fiesta en su vello púbico. Parecían ladillas mutantes que no paraban de saltar y de morder… hacía mucho tiempo que Braidy no tenía ese problema, desde que se lo pegaran las prostitutas de Montmartre, junto a la sífilis. Pero luego lo habían convertido en vampiro, algo que le aseguraba inmunidad… o eso pensaba él…

Por fortuna conocía un método infalible que no podía hacerle daño; corrió en busca de una botella de Whisky que guardaba para las visitas, se roció el sexo y le prendió fuego con una cerilla… el ambiente se llenó de olor a pelo churrascado…

—¡MORID TODAS, HIIIIJAS DE PUTAAAAAA! —gritó, aún sorprendido por la noche más extraña de su vida de no muerto.

Y de haber sido un tipo listo, Braidy habría notado que algo iba realmente mal. Porque tanto su status quo como el de su especie acababa de cambiar para siempre, volviendo posibles cosas que no debían de serlo. Y un enemigo silencioso ya circulaba en su organismo, devorándolo desde dentro…

Jimmy se agachó al lado de la montaña de cadáveres, soportando estoico el hedor a podedumbre que invadía cada milímetro de aquella fábrica abandonada. Uno de los cuerpos era más reciente que el resto, por lo que lo examinó con mayor interés. “Este caballero llevará aquí menos de seis días” reflexionó, sospechando que sabía de quien se trataba, pese a que tuviera la cara desfigurada por horribles heridas.

Desde hacía unas semanas había ido siguiendo la pista de varias desapariciones y ataques a mendigos en la ciudad, especialmente en aquella zona. Y las miguitas de pan, dejadas a la vista como cañonazos, le habían indicado que se hallaba ante otro caso clínico. “Esta sociedad es una mierda” se dijo, recordando la lista de desaparecidos; al tratarse de drogadictos y prostitutas, los primeros no habían levantado revuelo ni importado a nadie. Pero cuando se esfumaba un empresario cuarentón bien posicionado tanto social como económicamente, saltaban todas las alarmas. Y debía admitir que gracias a aquel tipo había sido capaz de juntar las piezas del puzle, hasta llegar a ese apestoso lugar. “Bien amigo, veamos si eres la pieza clave, aunque yo creo que sí”. Tanto el traje oscuro y sucio, como la camisa ensangrentada, la corbata y los zapatos del cadáver se veían de calidad. Así que con un rápido gesto sacó unos guantes de látex de un bolsillo exterior de la americana y se los puso, para apartar la chaqueta en busca de la cartera. Los hombres de aquel estilo siempre solían guardarla en el bolsillo interior, un dato que volvía a repetirse en aquella ocasión; aunque al mover la tela pudo ver las iniciales bordadas en la camisa reventada, corroborando las sospechas.

—P. P… —leyó en voz alta— lo sabía…

Sacó la billetera y la abrió para mirar el documento de identidad. En efecto, se trataba de Patrick Parkingson, de cuarenta y tres años de edad, el empresario esfumado. En un lateral del plástico había varias fotografías de su mujer y sus hijos, que aparentaban ser menores de diez años. Al verlos, Jimmy sintió un poco de tristeza por ellos. La vida podía ser una verdadera cabronada. Entonces su atención se desvió al resto de los cuerpos, pensando que pese a no pertenecer al mismo estatus social, todos tenían algo en común, haber sido cazados, indiscriminadamente, por un ser homicida sin control, otro vampiro infectado por la extraña enfermedad que investigaban tanto él como su mentor. Soltó un prolongado suspiro, sacó su flamante Iphone 6 y marcó un número al vuelo, sin mirar ni el teclado táctil. Casi al momento obtuvo respuesta.

—¿Dónde diablos te has metido, Jimmy? Ya hace más de una semana que no apareces por casa…

—Tranquilo, mr. Black. Todo bien, estoy en Tucson.

—¿Y qué haces allí?

—Me dijiste que te cazara a otro infectado —respondió Jimmy—. Y eso es lo que estoy haciendo; de echo, ahora mismo me encuentro en su guarida. He tardado varios días en dar con él, pero… —un ruido cortó la conversación y una sonrisa se perfiló en sus labios.

—Joder chaval, ten cuidado y tráemelo, no me importa que esté muerto. Aunque no lo trocees demasiado, ¿quieres? Vuelve a Phoenix en cuanto lo tengas. O mejor aún, llámame cuando termines con él.

—Está bien, papá —soltó. Sabía que Black no soportaba que lo llamara de esa manera.

«Que comience la fiesta, amiguito» se dijo el vampiro, levantándose. Caló sus auriculares Monster a las orejas y accionó la lista de reproducción, dejando que una de sus canciones predilectas para momentos como aquél introdujeran en la situación una flamante banda sonora. La canción Om Asatoma Sadgamaya, de Matrix, inundó sus tímpanos, excitándolo…

Las bestias como la que buscaba eran de todo menos sutiles, sólo tenía que esperar… “Será mejor que prepare el juguete” pensó, ejecutando improvisados pasos de baile. Percibía que algo lo miraba fijamente, estaba convencido. Hizo un gesto con el brazo derecho y bajo la manga se le escurrió un palo de metal, que agarró con fuerza. Volvió a zarandearlo y éste se extendió, formando una vara de metro y medio de largura. “Venga” se dijo, apretando un botón con el dedo gordo, activándola; pequeñas chispas eléctricas saltaron del arma… “Llegó el momento de la fiesta…” De repente sintió que una presencia se abalanzaba a sus espaldas y lo esquivó, ejecutando un paso de baile hacia abajo; una figura decrépita voló sobre él y aterrizó en suelo a cuatro patas, a unos metros.

El ser giró la cabeza y lo miró con unos ojos rojos y brillantes, hundidos en un rostro cadavérico. Iba vestido con unos pantalones de chándal raídos y una camiseta de tirantes, que en otros tiempos, debió de ser blanca.

—Hola coleguita —le dijo Jimmy, con una sonrisa. Advirtió que le faltaba un trozo de oreja.

La cosa rugió de forma gutural y volvió a lanzarse para atacarlo. El vampiro blandió la vara eléctrica y lo golpeó en la boca, una multitud de chispas danzaron a su alrededor rompiendo la oscuridad mientras el infectado profería un alarido y salía volando hacia un costado. Luego corrió tras él y lo golpeó varias veces más, sin dejar que se repusiera de los golpes. Con aquellas cosas no se podía jugar ni permitir un combate justo, ya no eran inteligentes, ni razonaban. Pero no dejaban de ser rápidas y letales, y un mordisco suponía un serio aprieto, como sucedía con los zombis de las películas y los libros…

—Lo siento, esto se termina ahora. No puedo llevarte a Phoenix con vida —dijo, clavándole la vara en la cabeza para freírle el cerebro. Un aluvión de chispazos le brotó por los oídos, la boca y los ojos, como una fuente pirotécnica de las raras.

El engendro se quedó quieto y dejó de moverse para siempre. Entonces Jimmy distinguió una cadenita metálica en su cuello, con una placa inscrita. Se agachó desconfiado y la cogió para examinarla.

—Así que te llamabas Braidy —añadió en voz alta, ante el silencio de la oscuridad. “Odio esta parte del trabajo” pensó triste.

—¿Ya has terminado? —preguntó Black a través de la red.

El ejemplar se hallaba en una bolsa hermética y dentro del vehículo, junto a un bidón de gasolina de gran tamaño.

—Ahora mismo salgo de Tucson. Avisa a tus contactos de la policía, no queremos que me paren a plena luz del día con esa cosa en el coche…

—Está bien, no te preocupes. Llevas el Mercedes de los cristales tintados, ¿cierto?

—Si, si, tranquilo. El moreno churrasco no está hecho para mí.

—¿Y nuestro amigo? —quiso saber su mentor.

—Le he freído el cerebro, por lo demás sigue teniendo todas las partes del cuerpo —respondió Billy—. Por cierto, se metió un buen festín de carne. Hay bastantes cadáveres en la madriguera. ¿Avisamos a la policía o le calo fuego?

Black meditó una respuesta.

—Préndelo todo, es mejor que no descubran esa masacre. Ya me lo contarás los detalles a tu vuelta…

Mientras la fábrica ardía con su tétrico cargamento de carne humana, el Mercedes inició la vuelta a casa. Faltaba una hora para que saliera el sol, acabando con la vida de aquella noche oscura.

Y una emisión de radio clandestina emitía un mensaje en los hogares de los oyentes nocturnos, alegando un extraño mensaje.

—Los piojos de esta sociedad infecta pagarán por sus pecados —retransmitía una voz masculina y rasgada—. Y las alimañas devorarán lo que antes pertenecía a la parca, en un miasma de infección y destrucción.

Licencia Creative Commons
AMOR ESCARLATA O LAS ALIMAÑAS DE UNA SOCIEDAD INFECTA por Ramón Márquez Ruiz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

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