Julien volvió a mirar el libro y tras asegurarse de que la puerta de sus aposentos quedaba bien atrancada, trazó con la tiza el contorno de una entrada cerrada.
—Ábrete hacia adentro, ábrete hacia fuera. Permitid el paso a esta alma pura que es capaz de ver lo invisible— leyó el fragmento indicado.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del niño cuando, ante sus atónitos ojos, una luz brotó del dibujo. Pues el volumen que había cogido prestado del archivo real también alertaba sobre esos seres, mencionando que algunos podían ser quisquillosos y hasta oscuros.
Pronto una hendidura resplandeciente se abrió en la pared, mostrándole lo que parecía el bonito claro de un bosque. “Venga, ahora o nunca” pensó él, franqueándola sin dudar.
Y para su sorpresa se encontró en un lugar hermoso, rodeado de bonitos seres alados del tamaño de un palmo, de apariencia similar a la de cualquier adulto.
—¡Un niño mortal! —exclamaron varios, sorprendidos de su presencia.
Entonces las criaturas mágicas desaparecieron y ante él apareció un hombre barbado, alto y elegante, que iba ataviado de tonos dorados y relucientes.
—Hace tiempo que no recibimos visitas —dijo con una voz grave que, al mismo tiempo, sonaba melodiosa—. Veo que habéis hallado un peligroso libro, jovenzuelo.
—Lo he cogido prestado y mucho me ha costado lograrlo.
—Ladronzuelo sois, por lo que veo.
—Prestado no es robado, pues después de usarlo lo devolveré sin dudarlo —contestó el pequeño ofendido— ¿Sois Ascarón, el soberano de las hadas?
—Ascarón soy, Julien de Valeris.
—¿Sabéis de mí?
—Todos los seres mágicos hemos oído de vos. Sois el soñante, la voz inocente que los adultos no escuchan. Predecís el futuro mientras dormís, mediante sueños que luego son tomados por los desvaríos de una mente rebosante de imaginación.
El crío abrió mucho los ojos.
—¡Necesito ayuda para terminar con la bestia, mi señor! —exclamó con un hilo de voz—. Llevo tiempo investigando como encontraros y para mi desgracia, demasiado he tardado. Mucha gente a la que he visto cuando dormía ya ha sido devorada…
El rey se acercó al jovencito y lo estudió interesado. El monstruo suponía una seria molestia, en eso estaba en lo cierto. No obstante la vida de los humanos no era algo que le preocupara.
—Es vuestra preciosa hermana, ¿me equivoco? —quiso saber, esbozando una enigmática sonrisa—. Habéis soñado que dentro de muy poco le tocará el turno.
Julien apartó la mirada con timidez.
—Estáis en lo cierto, y por eso recurro a vos. También he visto en mis sueños que el dragón se transforma en un hombre de la corte. No distingo ningún rostro, pero soy avispado y reconozco el rancio abolengo ahí donde lo veo.
Ante esas palabras Ascarón estalló en una sonora carcajada.
—¿Una bestia hombre me decís? Eso explicaría muchas cosas, hay maldiciones que tienen esos efectos sobre los mortales. Pero se requiere mucho poder para llevarlas a cabo.
—Lo sé, está explicado en este libro. Aunque no lo comprendo demasiado bien. Dice que en esos casos se requiere de un arma antigua, una mágica bendecida bajo la luz de antiguos Dioses.
El rey de las hadas volvió a mirar a Julien con la sorpresa dibujada en los ojos. ¡Un cristiano hablando de antiguos Dioses! ¡Eso sí que era una novedad!
—Y vos, mi joven amigo… ¿En qué creéis? Habéis logrado despertad mi curiosidad, así que responded con franqueza a mi pregunta.
—Yo creo en Dios, simplemente. Y si él es el creador del mundo, ¿Por qué no ha podido crearos tanto a vosotros como a la magia que nos rodea? No me parece descabellado pensar así.
El barbado sonrió al oír la respuesta, sintiéndose complacido.
—Me gustáis muchachito, no os lo voy a negar. Aunque me agradaría que me dijerais que es exactamente lo que necesitáis.
Julien lo miró a los ojos y sacó un papelito del bolsillo de su jubón, un detalle que consiguió hacer reír de nuevo al soberano.
—También he visto que se acerca un caballero, uno de verdad. Pero como su destino no coincide con el de Daphne, habrá que amañar el sorteo para lograrlo, siendo preciso que en su momento vosotros lo atraigáis hacia ella.
—¡Vaya! —exclamó Ascarón, divertido—. ¡Sois un jovencito realmente osado! ¿Qué más hay escrito ahí?
—El arma que mencioné antes. Solo deseo que nos la prestéis para matar a la fiera, luego podéis volver a recuperarla. También necesitaré que cambiéis los boletos, una hora antes del amanecer. Lo haría yo mismo, pero se notaría muchísimo.
El soberano se mesó la barba de forma pensativa.
—¿Y?
—Tinta que se lea en la oscuridad, para dejar algunas indicaciones a mi hermana…
Al día siguiente Carlota de Cineres salió ganadora del sorteo, algo con lo que Julien ya contaba. Y pese a que no le parecía una buena persona, odiaba ser incapaz de ayudarla. Así que resignado se centró en preparar su plan, pues contra todo pronóstico, Ascarón había aceptado a prestarle ayuda.
Aunque el niño había descubierto que, tal y como indicaba el libro, esos seres mágicos podían ser un poco quisquillosos, pues nunca prestaban auxilio de forma desinteresada.
Tras enseñar a Daphne como abrir cerraduras con horquillas, jugándose unas cuantas collejas, esperó paciente a que se sucedieran los acontecimientos, seguro de que lo tenía todo controlado.
No obstante a la mañana siguiente, cuando su compungida hermana pretendía despedirse antes de que se la llevaran los guardias, recordó que había olvidado algo importante y salió corriendo de la sala del trono en busca de las monjas, que tras algunos ruegos y mentiras piadosas, accedieron a llenar el moño de la condenada de horquillas, enganchando en él una notita doblada.
Después de aquello Julien ya podía respirar medio tranquilo. Había prometido al rey de las Hadas que le concedería en matrimonio a su primera hija, pero él solo tenía diez años… Aún faltaba mucho para eso…
Especial San Jordi: Leyendas 13 por Ramón Márquez Ruiz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )
Ohhhhhhhhh que Hermano más bueno. Genial final de esta historia. Me ha encantado.
Un besillo.
Muchas gracias por comentar María! Me alegro de que te hayan gustado las últimas leyendas! Un abrazo! ; )
Me ausento unos días y me encuentro con trabajo atrasado, jajaja
Muy bueno este nuevo relato, que hace honor al calificativo de cuentos y leyendas. Una leyenda muy singular, que está dando mucho de sí. Esta, en particular, me ha gustado mucho pues ha elevado el listón de lo fantástico. Solo me da pena la primera hija de Julien, que se verá comprometida a una boda sin su consentimiento. Me gustaría que hasta en esto hubiera una salida airosa.
Un abrazo.
Muchas gracias por comentar, Josep Mª! Jajaja, nunca es tarde si la dicha es buena. En cuanto al relato ya se sabe como son los seres mágicos, que pueden llegar a ser muy quisquillosos, sobre todo si son de la realeza. Un abrazo! ; )
Fantástica revisión de la leyenda de San Jorge. Puertas mágicas, invocaciones, venta de almas, aunque sea de su hijo… La verdad es que es un cuento con todos los ingredientes para una lectura amena y entretenida. Con ese toque irónico final delicioso. Me encantó, Ramón!
Muchas gracias por comentar y por el halago, David! Me alegro de que te haya gustado! Ya se sabe con las hadas, esos seres que pueden ser muy interesados, jeje. Un abrazo! ; )
Muy interesante Ramón esta leyenda de San Jordi, me he sentido transportada a ese mundo mágico con tu protagonista, lástima que ha acabado comprometiendo a su primera hija y mucho me temo que el protagonista de dará cuenta que los años pasan muy rápidamente y que el rey de las hadas no olvida.
Saludos y feliz semana
Muchas gracias por comentar, Conxita! Me alegra que te haya gustado esta revisión del mito. Y me gustaría recomendarte que le echaras un vistazo a «Leyendas 10, 11, 12» que también forman parte de la semana especial y aunque son relatos, entre todos narran una historia. Este es el desenlace, jeje. Un abrazo! ; )