Martín miraba por la ventana del coche. El asiento de retención infantil en el que estaba sentado le recordaba a un cohete, algo que le gustaba mucho.

El niño contemplaba los árboles pasar, los prados de hierba, el cielo azul… Siguió así y en silencio durante un buen rato, hasta que se acordó de su madre. “Seguro que nos sigue subida en una nube que parece de algodón”.

—Papá… ¿Mamá estará siempre con nosotros?

El hombre escuchó a su hijo mientras conducía y movió el espejo retrovisor para verlo, sintiendo un vuelco en el corazón.

—Claro chavalote —le respondió emocionado—. Ahora vuela sobre nosotros, montada en una nube o en una estrella…

—¡Lo sabía! —exclamó el niño, esbozando una tierna sonrisa.

Entonces Martín supo que había llegado el momento… El techo solar del vehículo se abrió y él estiró de un arnés. Luego, un humo espeso brotó debajo de su silla… “tres, dos, uno…” contó, antes de salir disparado hacia el cielo… porque en el mundo de los sueños todo era posible, hasta viajar en una silla cohete de visita al paraíso, en busca de una mamá escondida…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar…

Lord Ghallager dio un respingo al despertar con una bolsa en la cabeza y descubrió que lo habían inmovilizado en una silla. Quiso quejarse pero una mordaza se lo impedía…

—¡El ricachón se ha despertado! —exclamó una voz gruesa.

El hombre se removió con más ahínco, fallando en su intento por soltarse… De golpe le destaparon el rostro y miró en derredor, topándose de frente con dos rufianes fornidos que lo estudiaban con descarada frialdad. Ambos vestían ropas sucias y uno de ellos jugaba con su bastón mientras que el otro llevaba su monóculo en un ojo y su sombrero…

—Mira, ahora soy un hombre con mucho dinero —dijo el delincuente más alto, haciendo un gesto de burla.

Su compañero soltó una carcajada antes de volver a centrarse en el prisionero.

—No se preocupe caballero, su cosecha se venderá en el mercado negro de Londres a precio de lujo. Hay un montón de brujas chifladas buscando ingredientes raros, como corazón de persona bien alimentada, sangre de ricachón corrupto, grasa y mi favorito, testículos de Lord…

Ghallager abrió mucho los ojos y negó con la cabeza…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar…

HOLOGRAMS VOL.1 por RAMÓN MÁRQUEZ RUIZ se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.