RELATO 17. RESURGIR

La batalla había llegado a su cénit y el mercenario llevaba las de perder, cuando sin previo aviso el sol se asomó con timidez entre las nubes y uno de sus rayos irrumpió en la estancia a través de la bóveda de cristal, cegando a su contrincante.

Surty aprovechó la ventaja para propinarle a su adversario una patada en la entrepierna, con tanta mala idea que lo dejó postrado de rodillas. Éste soltó el báculo que rebotó de forma ruidosa en el suelo de losas blancas y negras, para cubrirse los genitales.

—Hechicero —dijo el mercenario—. Aquí se terminan tu reinado de terror. Hasta la luz se ha manifestado en mi ayuda para derrocarte…

—¡Maldito seas! ¡Yo nunca muero, siempre resurjo! Y lo veo… En tu corazón hay tinieblas, tú no luchas por honor, sino por oro…

—¡Vete al infierno! —exclamó Surty, antes de cortarle la cabeza de un golpe certero.

Entonces reparó en un anillo de rubíes que decorada un dedo del cadáver…

La espada cayó y una mano enjoyada cogió el báculo en su lugar.

—Yo siempre resurjo… —soltó el mercenario, con los ojos invadidos de oscuridad…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar.

RELATO 18. PASIÓN

Clara mordió la manzana y miró como Pedro trabajaba, sentada sobre una manta a la sombra de un gran olivo. No sabía como la fruta había llegado hasta ella pero pensó que se trataba de un regalo, por lo que degustó su exquisito frescor con agrado. De golpe notó que hacía muchísimo calor, demasiado…

Además, aquella mañana él había amanecido más guapo que nunca. Su piel morena y sus brazos musculosos movían la hoz de forma rítmica, segando el trigo de una manera que se le antojó tan sensual…

Clara se quitó el sombrero de paja y comenzó a abanicarse, al mismo tiempo que se subía la falda hasta las rodillas, mostrando sus preciosas piernas.

Entonces Pedro la miró, estudiando su pálida piel. Y siguió observando como la tela ascendía hasta detenerse en la cintura, mostrándole un precioso secreto que demandaba sus mimos…

La serpiente miró a la pareja escondida entre la maleza y soltó una risita. La peste negra había provocado estragos, por lo que alguien debía realizar el trabajo sucio de aumentar la natalidad… No podía quedarse sin gente que la temiera, el mundo se tornaría tan aburrido…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar…

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

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