Base lunar N.a.t.i.v.i.t.y, 23 de diciembre, año 3014.
—Para, por favor —pidió ella con la voz entrecortada, un rato después de haber abandonado el sector 4A.
JAK ladeó ligeramente la cabeza y la Aeroasyjet300 fue perdiendo velocidad de forma progresiva, hasta detenerse en un frondoso bosquecito que aún mostraba restos de antiguo mobiliario urbano. Por encima de las copas de los árboles se divisaban algunos de los desvencijados esqueletos de metal que rodeaban aquel pequeño oasis verde, y él caviló que probablemente, el lugar en el que se hallaban antaño había sido un pequeño parque en medio de la ciudad. Sobre ellos la inalcanzable y lejana cúpula de Nativity 3A parecía un cielo de metal desconchado, pese a las luces artificiales que seguían alternando los ciclos de día y noche, imperturbables, como si nada hubiera sucedido a ras del suelo.
“Creo que es un buen sitio” pensó él, saltando a la arena con asombrosa agilidad y activando todos sus sensores para captar posibles amenazas. Notaba la urgencia en aquella súplica y sabía que la mujer tenía que descansar, al menos durante el tiempo suficiente como para recobrar las fuerzas…
—¿Quieres que te ayude a bajar? —preguntó, convencido de que pisaban un lugar medianamente seguro.
Una arcada como respuesta le bastó para actuar. El sintético había intentado tener cierto cuidado durante la primera parte de la huida, pese a que en algunos tramos se había visto obligado a saltar, trepar y dejarse caer por alturas peligrosas para seres biológicos. Luego, una vez subidos en el vehículo, la pobre no había parado de gritar, increpándolo de que tuviera más cuidado mientras conducía esquivando árboles, animales y edificios a toda velocidad. Entendía que la humana se sintiera indispuesta, así que con sumo cuidado la dejó en el suelo y la ayudó a mantenerse en pie, captando algunos detalles que lo alarmaron un poco. Su piel presentaba un aspecto ceniciento, incluso escuchaba su taquicardia con total nitidez. Accionó el escáner de sus glóbulos oculares, consciente de que al no ser de origen médico no podrían captar si había lesiones. Por fortuna el bebé seguía respirando y su corazón parecía estar mucho mas calmado que el de su madre… “Es un milagro” pensó de nuevo, esbozando una sonrisa.
—¿Llevas agua encima? —le preguntó.
La chica lo miró unos segundos y asintió con un gesto de cabeza, señalándose a la espalda.
JAK descubrió una mochila infantil junto al carcaj, tan vieja y remendada que parecía ser realmente antigua. Observó el descolorido estampado de la tela, compuesto por divertidas abejas y al tocar la cremallera una imagen le nubló la mente durante un segundo, logrando que su mano se quedara paralizada en el aire. Vio a dos chavales bonitos de cabello dorado, uno adolescente y el otro menor de diez años, elegantemente vestidos para asistir a una fiesta de lujo. El mayor se aflojaba la pajarita del esmoquin frunciendo el ceño, mientras el pequeño sonreía sin parar. Una riñonera con unos dibujos similares le colgaba de la cintura, contrastando con la ropa de gala…
El androide volvió en sí y sacó la botella de plástico rígido. Luego la olió con precaución, preguntándose de dónde había sacado el agua y si era apta para consumo. Nativity conservaba gran parte de su infraestructura, aunque en muchas zonas debía estar dañada por el desuso y los numerosos incidentes, no exentos de explosiones, sobre todo en los inicios del brote cybervírico.
—Toma —le dijo mientras le tendía el recipiente—. ¿Estás segura de que es potable?
La chica le dedicó una mueca desdeñosa antes de cogerla y tras quitarle el tapón comenzó a beber. Unos tragos después tosió y vomitó una parte del líquido ingerido. Luego vació el recipiente con avidez.
—Estoy bien… —añadió con esfuerzo, antes de que él abriera la boca.
—Capto un alto índice de ansiedad.
Ambos cruzaron una significativa mirada.
—Somos fuertes, se me pasará —dijo la mujer ya más recuperada, acariciándose la barriga con un cariño reverencial.
Su cara adoptó una expresión de extrema tristeza mientras lo hacía, como si supiera que su bebé iba a nacer condenado a morir pronto. De haber sido humano, el androide hubiera sentido mucha pena, estaba seguro.
—¿Por qué me ayudas? —quiso saber ella entonces, estudiando a aquel robot atípico que parecía casi un hombre real, salvaguardando el detalle de los cuatro brazos y algunos remaches. Nunca había visto a ninguno que mostrara conciencia, pese a que seguía sintiendo cierta desconfianza.
El sintético le dedicó una radiante sonrisa.
—Te lo dije antes, no soy un infectado —contestó, terminando de examinarla—. Bien, parece que tus constantes vitales vuelven a estabilizarse lo suficiente como para continuar. El caos que hemos provocado hace un rato habrá atraído hacia allí de todo, algo que nos viene de perlas, pese a que sospecho que esa ventaja no durará. ¿Te encuentras mejor?
—Creo… Creo que sí… Aunque conduces ese trasto como un loco…
—No es un trasto. Es de lo mejor que encontrarás en este desastroso lugar. ¿Nunca habías visto ninguno?
Ya más recuperada, la mujer se acercó a la motocicleta voladora y tocó la chapa, contemplando su maravillosa forma aerodinámica. Su grupo siempre había logrado hacerse con algún vehículo, pero ninguno era tan impoluto como aquel. Le pareció precioso, pese a no estar dispuesta a admitirlo.
—Mi padre… —comenzó a decir con la voz temblorosa—. Mi padre arreglaba algunos autos eléctricos para movernos más rápido, pero todos los que encontrábamos operativos estaban hechos polvo.
—No te ofendas, pero me alegro de saber que eres inteligente. Encontrar electricidad es relativamente fácil si sabes donde buscar.
Ella frunció el ceño.
—Es mejor que no perdamos más tempo aquí y vayamos a mi refugio. No te preocupes, es un sitio seguro, te lo garantizo.
La chica volvió a escrutarlo entornando los ojos.
—¿Tengo alternativa?
—Ninguna.
La joven frunció el ceño y permitió que el sintético la ayudara a subirse en la parte trasera del asiento. No obstante, cuando éste se disponía a sentarse pareció pensárselo mejor y se quedó allí de pie, mirándola fijamente.
—Pero antes de nada me gustaría saber como te llamas, si tienes nombre.
La humana se quedó perpleja al oír la pregunta. Sonó un pequeño crujido no muy lejos de su posición y comenzó a mirar alrededor como una loca. La idea de irse sola ya no le parecía tan factible.
—¿Ahora? ¿Es que no has oído nada? —respondió, cada vez mas tensa.
—Me parece un buen momento, sí. Y no te preocupes, son ardillas.
En ese instante un animal precioso salió de entre los árboles y trepó por uno de los troncos, antes de esfumarse.
—¡Está bien, está bien! —exclamó ella, dándose por vencida—. Me llamo Belén, pero todos me llaman… —durante unos segundos se quedó en silencio, afectada. Necesitó pensar antes de proseguir hablando—. Me llamaban Bel.
—Encantado de conocerte Bel. Yo me llamo JAK.
—Genial. ¿Nos vamos ya?
Después de ese cruce de identidades reanudaron la marcha, saliendo disparados como un cohete. Al entrar al sector 3 se cruzaron con varios infectados a los que el androide les voló la cabeza con una de las Uzi, sin detenerse y gracias a la mano extra, que no dejaba de apuntar a todo cuanto se moviera a su alrededor.
Cuando llegaron a un punto determinado, la Aeroasyjet300 comenzó a detenerse otra vez, hasta quedar totalmente quieta.
—¿Ves ese edificio de allí? —preguntó él entonces, señalando algo con el dedo, reprimiendo una sonrisa. Una de sus armas había desaparecido misteriosamente durante el descanso y sabía perfectamente donde se hallaba. Es más, notaba como se le clavaba en la espalda.
La mujer fijó la vista en el lugar indicado, descubriendo un bonito edificio de cuatro plantas que brillaba como una joya perdida, rodeada de abandono, desolación y deterioro.
—¿Ese es tu refugio? —soltó ella, impresionada.
—Tardé cincuenta años en sellar las entradas y dejarlo a mi gusto. Antiguamente eran unos grandes almacenes de lujo, cuando el sector financiero se encontraba aquí, durante los cincuenta de Nativity. Imita el estilo renacentista, pues su arquitecto era italiano, un país de la tierra… Y puedes dejar de apuntarme con mi Uzi robada, gracias. Si hubiera querido matarte ya lo habría hecho hace rato.
Bel soltó una risita.
—Todavía no me fío de ti JAK, aunque admito que apuntas buenas maneras.
—Ya, claro.
Continuaron avanzando tan veloces como una bala, hasta llegar al imponente edificio. Visto de cerca, a la joven le pareció un palacio digno de los cuentos que su madre le contaba por las noches…
A partir del segundo piso todas las fachadas estaban pintadas de un tono celeste y brillante, con marquesinas en las ventanas de color blanco. Hasta tenía terrazas repletas de cuidadas plantas, que le otorgaban un aire de ensueño.
—¿Bonito eh? —dijo el sintético—. Coge mi pistola y agárrate bien a mi cintura.
La joven aceptó el arma sin entender lo que acababan de decirle y comprobó como los brazos que le salían de la espalda se contorsionaron en un ángulo extraño a su alrededor, empujándola contra su cuerpo, como si pretendieran ajustarla a modo de cinturón. Entonces el androide giró la Aeroasyjet300 y retrocedieron unos metros, volviendo a alejarse.
Ella aguardó silencio, expectante, y cuando se disponía a preguntar el vehículo volvió a detenerse.
—Es extraño pero… —se animó a hablar—. No he visto puertas…
El androide soltó una risita.
—Eso es porque no las hay —contestó, mientras volvía a encaramarlos en dirección al edificio—. Vamos a llegar volando, más o menos. Te recomiendo que cierres la boca, porque puede desencajarse…
Al escuchar eso Bel abrió mucho los ojos. Entonces sonó un pequeño siseo y supo que él había activado algo. De repente una luz azulada y eléctrica relució en la parte baja de la motocicleta, tiñendo las piernas de ambos con su bonito resplandor, y captó que algunas partículas y piedrecitas flotaban ligeramente del suelo… No tuvo más tiempo para pensar…
La Aeroasyjet300 salió despedida hacia delante a una velocidad tan vertiginosa que parecía imposible en un cacharro como aquel. Ella pensó que se iban a estampar contra la pared cuando en el último segundo se alzó el morro y comenzaron a correr en vertical, por la pared, hasta llegar a una de las terrazas del segundo piso.
Cuando se detuvieron de nuevo y JAK apagó el motor, ella parpadeó varias veces y comenzó a gritar apuntando al conductor en la cabeza con las Uzis…
—¡SERÁS HIJO DE PERRA! ¡CASI NOS MATAS DEL SUSTO, JODIDO CABRÓN!
De golpe la chica sintió un intenso mareo y perdió la visión, todo se volvió oscuro…
—¡BEL! ¡BEL! —oyó que la llamaba, antes de perder la consciencia…
Las imágenes se volvieron brumosas. La mujer percibía que la mojaban con agua caliente, antes de volver a desvanecerse durante unos instantes… Abrió los ojos… Ahora notaba un intenso dolor… Su bebé…
—¡Tranquila, tranquila, te estoy lavando —le decía JAK desde las sombras—. Todo va a ir bien…
Se hizo el silencio y la oscuridad. Entonces ella notó algo distinto, como la llevaban en brazos, cubierta por una tela de tacto delicado.
—¿Dddonde estoy? —logró preguntar con un hilo de voz.
—Voy a introducirte en una estación médica, no te preocupes, todo va bien.
—¿Unnna queeee?
Se desmayó de nuevo. Al recuperar la consciencia descubrió que se hallaba metida en una cápsula de cristal. Unas luces recorrían su cuerpo desde los pies a la cabeza, se sentía débil e ingrávida… Cerró los ojos…
NATIVITY por Ramón Márquez Ruiz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )
Al principio he tenido que hacer un esfuerzo memorístico, pues han transcurrido varias semanas desde que publicaste el primer episodio. pero luego todo ha fluido sin problema. Un relato tremendamente fantástico, tanto por el género literario como por su estilo narrativo. Y además con una gran dosis de suspense. Seguiré atentamente las vicisitudes de estos dos personajes, la humana y el androide. Me da que la historia dará para mucho.
Un abrazo.
Muchas gracias por volver a pasarte por aquí y comentar, Josep Mª! Necesitaba tomarme unos días de desconexión total, para volver a estar al 100%. Me alegra que te haya gustado la segunda parte y espero que sigas esta pequeña odisea en NATIVITY. Un fuerte abrazo! ; )
¡Hola Ramón! Me ha ocurrido como a Josep. Quizá podrías iniciar las entradas con una pequeña sinopsis del capítulo anterior. No sé cuántas entregas habrá pero creo que así podrás situar al lector de manera rápida.
En cuanto a la historia se mantiene con buen pulso. Nativity, Belén, un androide junto a una mujer embarazada… MI mente ya comienza a elucubrar una historia de ciencia ficción que quizá entronque con la esencia misma de la Humanidad, ya veremos. Un abrazo!
Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar, David! Me alegra que te haya gustado esta segundo parte. La idea de implementar las pequeñas sinopsis, a lo serie de televisión, también se me había pasado por la cabeza desde hace bastante tiempo, jeje, aunque nunca me he decidido a hacerlo. Lo estudiaré con gusto, me alegra ver que no solo se me ha ocurrido a mi. Un fuerte abrazo! ; )
Ummm que interesante. Dan ganas de saber más de esta aventura.
Esperando la próxima entrega.
Un besillo.
Gracias otra vez por pasarte y comentar, María! Un abrazo! ; )
Buenísima esta continuación, Ramón. La chica y el robot van adquiriendo complicidad, y ella acabará por deberle su propia vida y la de su bebé. Trepidante, amena y también tierna tu historia, ¡me encanta!
Espero que todo vaya bien para Bel, con la ayuda de Jack, claro. Se merece un poco de reposo y descanso después de pruebas tan duras 🙂
¡Un abrazo, nos vemos en la siquiente entrega!
Muchas gracias por seguir con esta historia y comentar, Julia! Me alegro mucho de que te vaya gustando y te haya enganchado esta pequeña odisea Cifi. A ver que pasará con Bel, con el bebé y con JAK… ¡Lo veremos en próximas entregas! jeje Un abrazo! ; )